En la gran guerra
de espíritus,
con tanques de papel
se disparan,
símbolos de la paz acorazada
donde se crece o se mengua,
se olvida o se recuerda,
se vive o muere,
se queda o se destierra
el espíritu, sólo un espíritu
en el canal de la sangre
y en puentes de vacío,
indefinidos.
Y.M.S.
Curiosamente de las guerras se escriben grandes palabras, cuando su objetivo es la destrucción. Llámame pacifista pero no quiero guerras ni en pintura.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí, llámame pacífico... El enfrentamiento es inevitable, Moisés, somos violencia encarnada, no como hombres, sino como especie biológica: la vida es lucha, una lucha que el hombre, sin embargo, ha elevado a la categoría de barbarie y crimen.
EliminarUn abrazo agosteño