lunes, 3 de octubre de 2011

El poder

No hablaré ahora del origen, funcionamiento y objetivos de las compañías transnacionales capitalistas, conocidas por todos como multinacionales, por ser tema suficientemente tratado y harto común. Pero sí quisiera establecer un nexo entre sus responsables (por lo menos quienes figuran públicamente como tales) y los centros exclusivos de formación de élites económicas, para tratar de comprender por qué no es posible entender el dominio económico, y por ende vital, que un pequeño grupo de individuos ejerce sobre la totalidad del planeta sin la necesaria colaboración en el proceso del componente formativo necesariamente cultural y, si me lo permiten, intelectual.

La multinacional fundamenta su poder en el comercio. Si bien en un principio éste se limitaba, en términos legales, al transporte de las materias primas desde sus lugares de extracción (generalmente en zonas deprimidas del planeta) hasta los países industrializados para la producción de artículos manufacturados con los que establecer su dominio sobre el mercado internacional, con el tiempo el comercio abarcó a todo tipo de productos, incluidas armas y drogas, y ya en la era tecnológica, bienes financieros y servicios, de modo que apenas nada escapa, hoy, a su control.

Es de todos conocido –al menos de todos los que se preocupan por conocerlo– que las multinacionales extienden su poder por encima de los propios estados, cuyas superestructuras políticas están al servicio de los intereses económicos de aquéllas. Las multinacionales influyen decisivamente en las campañas políticas de los principales países, decidiendo con su aportación económica la elección de presidentes y gobiernos, unos políticos que una vez al frente de sus gabinetes tras el democrático ejercicio electoral, son indudablemente sensibles a los intereses de sus patrocinadores, lo que condicionará su capacidad legislativa, encaminada a favorecer los derechos ya consolidados de las compañías y a instaurar nuevas prerrogativas.

Pero, lo que quizá no todos saben –y menos quienes no hacen el esfuerzo necesario para ello y se conforman con su ración de pienso–, es que poder y educación van tan íntimamente ligados que no hay lugar para error o duda: quien tiene el poder o aspira a tenerlo no puede permitirse una formación mediocre o incompleta, sino que se forma en los centros elitistas donde tradicionalmente se encauzaban las vidas de las familias más influyentes del planeta.

Tratar de relacionar educación con poder es el objeto y objetivo de este ejercicio analítico, para lo cual usaré información accesible no privilegiada, como es la constituida por los propios datos y cifras ofrecidos por las compañías estudiadas. El cuadro que sigue muestra las principales empresas multinacionales del mundo, junto a sus presidentes o directores (CEO) y los centros educativos superiores donde se formaron. Tras su análisis estableceremos algunas conclusiones significativas.


Multinacional
sector
país
presidente / director (CEO)
universidad
AT&T
Telecomunicaciones
USA
Thomas Harvey
Universidad de Wisconsin - Madison
Banco Santander
Finanzas
España
Emilio Botín
Universidades de Valladolid y Deusto
Berkshire Hathaway
Finanzas
USA
Warren Edward Buffett
Universidades de Nebraska y Columbia
BNP Paribas
Finanzas
Francia
Michel Pébereau
Escuela Nacional de Administración
Chevron
Petróleo
USA
John S. Watson
Universidad de Chicago
China Construction Bank
Finanzas
China
Guo Shuqing
Universidad de Nankai
Citigroup
Finanzas
USA
Vikram Pandit
Universidad de Columbia
Coca-Cola
Alimentación
USA
John F. Brock
Instituto de Tecnología de Georgia
Exxon Mobil
Petróleo
USA
Rex W. Tillerson
Universidad de Austin
Gazprom
Petróleo
Rusia
Víktor Zubkov
Facultad de Ciencias Económicas, Instituto de Agricultura de Leningrado
General Electric
Energía
USA
Jeffrey R. Immelt
Universidad de Harvard
HSBC Holdings
Finanzas
GB
Stuart Gulliver
Universidad de Oxford
IBM
Tecnología
USA
Samuel J. Palmisano
Universidad Johns Hopkins
ICBC
Finanzas
China
Jiang Jianqing
Universidad de Shangai
JPMorgan Chase
Finanzas
USA
Jamie Dimon
Universidad de Harvard
Petrobras
Petróleo
Brasil
José Sergio Gabrielli de Azevedo
Universidad Federal de Bahía, Universidad de Boston
PetroChina
Petróleo
China
Jiang Jieming
Universidad de Shandong
Royal Dutch Shell
Petróleo
GB/Holanda
Peter Voser
Universidad de Zürich
Wal-Mart Stores
Alimentación
USA
Michael T. Duke
Instituto de Tecnología de Georgia
Wells Fargo
Finanzas
USA
John Stumpf
Universidad de Minesota


En primer lugar, para huir de erróneas interpretaciones o subjetivismos mal entendidos, y con independencia del poder concreto de las compañías, el listado anterior refleja un estricto orden alfabético. El lugar exacto de cada multinacional en el escalafón depende de diversas variables como beneficios, volumen de negocio y/o ramificaciones a través de holding, lobbys y participaciones en otras compañías en las que no voy a entrar ahora, pues no es relevante para el estudio que me propuse. En todo caso, no es tan importante el orden de prelación que puedan ocupar en el listado como que efectivamente se encuentran ahí, siempre entre las primeras.

Son Fortune y Forbes los sitios de referencia más frecuentados para estos menesteres, aunque no descartamos otras fuentes menos conocidas. Debemos tener en cuenta, además, que las cifras de negocio de estas empresas, aun siendo de dominio público para quien se tome la molestia de buscarlas, no están en absoluto exentas de manipulación inducida por parte de sus difusores, por lo que podrían variar según la fuente consultada. Es verdad, sin embargo, que estas diferencias no son sensibles, de modo que básicamente este es el grupo de cabeza de las mayores multinacionales del planeta, grupo del que algunas pueden eventualmente salir para dar paso a otras de mayor pujanza coyuntural, como sucede en estos momentos, cuando, aun manteniendo las compañías occidentales del sector estratégico de la energía un dominio evidente en el panorama mundial, la crisis que sufrimos ha hecho entrar con fuerza en el grupo a varios gigantes chinos, por ejemplo.

En segundo lugar, y tras un vistazo somero, inmediatamente se deduce que la inmensa mayoría de los dirigentes de estas multinacionales, verdadero origen de la conspiración financiera mundial, se formaron en las mejores escuelas y universidades, sólo al alcance de una élite económica. Otros, concretamente en el caso del Banco Santander, son herederos de añejas sagas familiares que dibujan círculos de poder progresivamente más amplios, aumentando su influencia y diversificando las inversiones tanto como les permite su inmenso caudal, sin por ello descuidar la formación intelectual, básica hoy en el nuevo escenario mundial del poder.

Las universidades donde se formaron estos presidentes y consejeros delegados figuran entre las más destacadas del mundo en términos generales, y varias de ellas con relación a estudios de economía y empresa en particular. Si ampliáramos el círculo para dar cabida a los miembros de las respectivas juntas rectoras de estas multinacionales, probablemente veríamos reproducirse esta situación a mayor escala. Consideración aparte merecería seguir el devenir de los egresados de estas prestigiosas universidades, buena parte de ellas ubicadas en los Estados Unidos. Seguro que a todos o casi todos podremos encontrarlos al frente de los mejores centros de investigación, tecnología, finanzas y política.

Todo esto referido a las caras visibles del poder. Dilucidar quiénes se esconden tras ellas es tarea más ardua, sin duda, aunque quizá no tan relevante para nuestros propósitos. Por supuesto que no están todos, pero sí la porción más significativa, suficiente muestra para extraer una importante conclusión: sin formación no existe poder. La posesión del dinero por sí sola no asegura poder alguno. Es más factible el control sobre los cauces de flujo del sistema financiero. Hoy no se entiende el dominio exclusivo por medio del dinero en manos de sujetos nescientes, sino que adquiere especial importancia el uso y empleo de la riqueza a través del complejo entramado financiero mundial, y eso sólo es posible por parte de quienes tienen no sólo los medios sino la preparación adecuada.

Por otra parte, y en relación al tradicional papel de figurantes asignado a estados y gobiernos en este asunto de la educación, supongo que tanto unos como otros son plenamente conscientes del tipo y la calidad de la educación que proporcionan a la sociedad. Y es que antes, cuando la educación estaba al alcance de muy pocos, existía una suerte de selección natural que ordenaba convenientemente el sistema, dotándolo de los recursos necesarios para su funcionamiento, tanto por arriba (las clases económicas privilegiadas) como por abajo. Pero, cuando se universalizó en la Europa de posguerra el paraguas protector del Estado y la educación se convirtió de privilegio en derecho y deber, se hizo necesario otro método de ordenamiento, de manera que, aunque nominal y materialmente la educación era y es una realidad de la que participa toda la sociedad, la verdadera cultura y el conocimiento auténticos permanecen reservados, si bien de forma encubierta, a las clases económicamente fuertes.

Sucede, así, que el sistema se autoprotege de las intromisiones poco deseables de lo vulgar o común. La educación, valor, derecho y deber universal, está en manos de un mecanismo dominado, hoy, por amplios sectores a sueldo del poder, que se encargan del conveniente adocenamiento de las masas sociales con las que hay que bregar, porque una sociedad realmente culta, informada, sensata e inteligente es lo más peligroso que nadie pueda imaginar, y lo último que el poder necesita. Por el contrario, una sociedad de masas incultas, ignorantes, cohabitantes de un sistema en el que lo único que se espera de ellas es que aporten su fuerza bruta y sin cualificar, y que consuman cuanto se les dé, conviene a los grupos dirigentes, ya se trate de políticos o financieros –frecuentemente ambos al unísono– que, en consecuencia, lejos de no tener ni idea de lo que hacen, perpetúan el sistema con leyes educativas cada vez más desastrosas, dando, eso sí, la imagen general de que no saben por dónde se andan y de que son incapaces de llegar a un entendimiento político en la materia.

El verdadero conocimiento no sólo cuesta esfuerzo sino también dinero, mucho dinero, y es esta la causa de que las universidades de mayor prestigio del mundo no estén ni masificadas ni al alcance de los sujetos intelectualmente depauperados, pues para ellos, y para regocijo general de la sociedad, funcionan los sistemas públicos de educación. 

8 comentarios:

  1. Es significativo, Javier, que las clases pudientes llevan a sus hijos a escuelas de alto rendimiento y fuerte nivel de exigencia donde no rigen los principios de integración, comprensividad y horizontalidad. Están preparando a sus cachorros para seguir siendo los amos del universo y entonces no valen bromas. Es cierto que una educación de masas adocenadas adquiere los perfiles de las que dominan en los países occidentales. Y no ha sido hecho con mala voluntad. Pienso que los pedagogos y los ideólogos progresistas quisieron crear escuelas democráticas en que nadie fuera segregado y en las que se difundieran valores democráticos de igualdad, tolerancia, convivencia… Es cierto, pero no contaron con la estructura real del mundo que no es inclusiva sino selectiva. Hay una ideología de masas a las que se pretende hacer creer que pueden tomar decisiones, que eligen a sus representantes, que son dueñas de sus vidas pero la única verdad es que lo único que pueden decidir es entre qué basura televisiva moverse o qué cantidad de ketchup pueden echarse a las patatas fritas. Pero es necesario a la vez fortalecer el egocentrismo de esas masas para que piensen que son los amos de su vida. Es una falacia. La educación mayoritaria educa en esa creencia. Los otros, los que mandan, se ríen y actúan educativamente en consecuencia.

    Un abrazo.

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  2. Así estamos, Joselu. Iba a añadir desgraciadamente, pero no sé si es apropiado, teniendo en cuenta que los pueblos pueden llegar a merecerse su destino histórico, algo así como las profecías autocumplidas. ¿Por qué extrañarnos de cómo va el mundo a la vista de la estupidez generalizada reinante entre esos que se creen muy listos pero que no paran de ingerir proteínas animales?

    Es verdad que no a todos se les conceden las mismas oportunidades, que no todos nacen en el hemisferio adecuado, pero incluso entre quienes sí, ¿por qué no se levantan de delante del televisor y piensan? No me sirve ya de excusa que el poder los mantiene en la ignorancia... La inmensa mayoría de los seres de este planeta hemos soportado y/o disfrutado un sistema público de educación, y algunos logran autonomía racional suficiente para salir del engranaje, al menos mentalmente, y darse cuenta de la verdadera proyección. Algunos, incluso, razonan excelentemente y consiguen alcanzar logros personales y profesionales extraordinarios. No llegarán a entrar en esas cúpulas exclusivas de poder que controlan los resortes económicos y financieros, pero quizá sea porque en realidad no lo quieren, no porque no se hayan visto tentados alguna vez.

    De modo que si la inmensa mayoría de los seres bípedos peludos del mundo soportan cuanto se les eche, quizá no merezcan que se les trate mejor, porque siempre cabe la opción de levantarse y protestar. Puede que las circunstancias me hayan colocado en la encrucijada, pero yo elijo qué camino tomar (con todas las consecuencias, eso sí).

    Gracias por tus palabras y un abrazo.

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  3. Amén. Y poco más hay que añadir a una argumentación irreprochable. Con todo, lo más sorprendente es que el conocimiento no genere la acción. Quizás porque qienes están en condiciones de actuar carecen de la orientación de la razón; y quienes poseen esta no consideran que hayan de "inmiscuirse" en procesos sociales que, desde su formación intelectual, no parece que les atañan. Estos tiempos en que se oye a los Sindicatos y a cierta izquierda rasgarse las vestiduras por la limitación del déficit, echo de menos una reflexión sobre algo que todo el mundo entiende: endedudarse no es ni de derechas ni de izquierdas, sino, hasta según qué punto, de irresponsables. En España somos muy dados a los fastos, al rumbo, al "invito yo", a las celebraciones, al derroche y al vvir "a la cuarta pregunta" como tantos y tantos personajes galdosianos. Hemos tirado la casa por la ventana y ahora nos pasan la factura. Toca hacer balance e inventario. Y ahí entra el llanto y el crujir de dientes, y de rieles del AVE...
    En fin.

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  4. Es proverbial la impudicia de los poderosos, pero no lo es menos la de los que nada pueden. Amparados en sus lóbregas mazmorras, dejan que todo pase para ellos y por encima de ellos, en una suerte de neodespotismo liberal que en nada se parece a su ilustre predecesor dieciochesco. Desisten de sus derechos en un nuevo colonato que les acerca una vez más al gracioso estado de la esclavitud, de momento monetaria, pero no tardando jurídica.

    Y así, Juan, entre los que pensamos con razón y los que con razón no pensamos, hablamos, escribimos y espantamos nuestros males a garrotazos, que no otra cosa hacemos.

    Un abrazo.

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  5. Amigo Javier,

    Nos presenta Vd. un texto digno de las mejores Cátedras de Economía y Política. Su forma de argumentar es irreprochable. Como muy bien dice Vd., en la base de todo está la Educación, con la Educación se accede al Poder, y, con el Poder, los que lo detentan en el Mundo Capitalista, hacen lo que más les conviene a ellos y a los suyos –entiéndase: familiares y amigos-. Buenos son los Políticos para restringir el acceso de las clases no pudientes a una Enseñanza digna, favoreciendo la Enseñanza privada, y maltratando la Enseñanza pública, porque ellos tienen bien garantizado que sus hijos no va a tener necesidad de ir a la Enseñanza pública, sino que irán a los Centros de élite. Para cerciorarse de ello, no hay más que comprobar a qué Escuelas van los hijos de nuestros Políticos: encontrar a uno que envíe a sus hijos a la Escuela pública es como buscar una aguja en un pajar.

    La idea esa de que los Políticos, una vez que han sido elegidos, en forma supuestamente democrática, hacen lo que les viene en gana, o lo que más les interesa a ellos y los suyos, es de una evidencia meridiana, pero, desgraciadamente, hay muchas personas que no se dan cuenta de ello.

    Cuando leo su texto, tras leer el comentario que ha tenido a bien hacer en mi espacio, comentario que le agradezco y que contestaré en breve, me percato de que tanto Vd. como yo tenemos raíces bien semejantes y, gracias a un Sistema que no era “democrático”, conseguimos saltar las barreras de la separación social, para situarnos en un lugar digno, todo ello gracias al tesón y la clarividencia de nuestros padres, que tuvieron la sana pretensión de que sus hijos viviesen mejor que como habían vivido ellos.

    Insisto en que su exposición es magistral y, cuando la leo, tengo la impresión de que estoy leyendo un texto Marxista-Leninista, hijo y heredero de Marx, lo cual me proporciona un profundo placer.

    Entresaco de su texto lo que creo que es el meollo de la cuestión, y que comparto en su totalidad:

    …la verdadera cultura y el conocimiento auténticos permanecen reservados, si bien de forma encubierta, a las clases económicamente fuertes.

    Sucede, así, que el sistema se autoprotege de las intromisiones poco deseables de lo vulgar o común. La educación, valor, derecho y deber universal, está en manos de un mecanismo dominado, hoy, por los psicopedabobos a sueldo del poder, que se encargan del conveniente adocenamiento de las masas sociales con las que hay que bregar, porque una sociedad realmente culta, informada, sensata e inteligente es lo más peligroso que nadie pueda imaginar, y lo último que el poder necesita
    .


    Una observación: Vd. escribe psicopedabobos en lugar de psicopedagogos. Pienso yo que no se trata de una errata, sino que lo ha hecho intencionadamente, porque todos los que nos dedicamos a la Enseñanza sabemos perfectamente que esos individuos son de lo menos pedagógico que existe.

    Le envío mi felicitación por este texto, y un gran abrazo,

    Antonio

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  6. De la nada nos erigimos con esfuerzo y tesón, meciéndonos como el bambú pero sin doblegarnos jamás. De la nada aprendimos la disciplina y la gratitud. De ella, y del amor de los míos, surgí para razonar, para hablar y, cuando algo tuve aprendido, protestar.

    Agradezco su reconocimiento, Antonio, y le expreso desde aquí mi deuda. Con el pequeño discurso introductorio de este comentario no pretendía sino reflejar los humildes orígenes de nuestras pobres cabezas, en las que quizá ningún labrador sembró lo suficiente. Mis reflexiones son tan poco políticas como religiosas mis convicciones. Pero el hecho de no creer en la divinidad no excluye en absoluto la espiritualidad, de la misma manera que el rechazo hacia los políticos no implica el desentendimiento de la cosa pública. Cree Ud. ver en mi escrito trazas marxistas, pero ni llegan mi arte y saber a los de Marx ni me declaro seguidor de doctrina alguna, pues estoy profundamente en contra de toda ideología. Aprecio, en cambio, las ideas en lo que de correcto y beneficioso tengan para el conjunto de los hombres, por encima, e incluso por debajo si es preciso, del egoísmo propio que nos caracteriza.

    Antonio, seguramente vea en mi discurso ideas marxistas, como también puede haberlas de otras corrientes de pensamiento, pues me declaro abierto al conocimiento en toda su extensión, provenga de donde provenga. Es verdad que Marx superó en mucho a la mayoría de pensadores, no sólo en términos económicos sino históricos, y la verdadera lástima es que sus postulados no hayan sido, todavía, realmente aplicados por régimen alguno, sino que, al igual que las sombras platonianas, sólo el remedo de lo que podría ser es lo que alcanzamos a ver.

    Un abrazo.

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  7. Amigo Javier,

    La sencillez de su lenguaje va pareja con la grandiosidad, y la Grandeza, de su alma y de su Espíritu, sí, con mayúscula. Tiene Vd. que convenir conmigo en que Vd. es un hombre cabal, un hombre de los que no abundan, un Sabio, del que tenemos mucho que aprender. Seguro que es Vd. uno de los mejores profesores que existen, y estoy más que convencido de que sus alumnos son unos afortunados al tenerlo a Vd. como Profesor.

    Un poco al igual que Vd., pienso yo que para tener Espiritualidad, no hacen falta ni dioses ni creencias religiosas, porque existen Valores eternos, que diría Max Scheler, que nos enriquecen tanto o más que la propia Divinidad.

    Junto con mi amistad y admiración, le envío un gran abrazo,

    Antonio

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  8. Antonio, de nuevo le expreso mi reconocimiento y gratitud por sus palabras, que me abruman y me hacen sonrojar por considerarlas inmerecidísimas.

    No me considero profesor de nada ni de nadie, si acaso compañero en el largo camino que lleva desde la ignorancia hasta el conocimiento, senda que compartí, durante un tiempo, con aquellos que se sentaban junto a mí, primero, y al otro lado de la trinchera que es el aula, después.

    Como explico en el apartado dedicado al autor de este blog, si acaso un día fui profesor, ya no. Harto de servir de instrumento al poder oculto que esclaviza a la sociedad, cansado de adocenar levas de productores, dejé el oficio docente, a veces me pregunto si como acto de protesta y reivindicación, o como simple gesto de cobardía infinita. Y aunque ahora me conformo con otras ocupaciones menos gratificantes, no descarto retomar otra vez, algún día, la tiza.

    Gracias y un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...