martes, 29 de septiembre de 2009

Como chuchos


No son tiempos de escasez, y a pesar de tener el plato lleno, apostados en nuestra defensa de la individualidad, ¿cuánto tiene que reír la astucia alabando nuestra vanidad, amparados bajo el lema: perro flaco para correr no necesita más que el hueso?


Sucede a diario que asistimos impertérritos a esa invasión escandalosa de nuestra intimidad que se llama información, y que llena de vacío nuestras oquedades cerebrales. Hay noticias en sí mismas, que suceden porque a la madre naturaleza o a la naturaleza del hombre le da por ahí, o sea, que no adolecen de premeditación; pero hay otras que son creadas para engorde del sufrido espectador. ¿Dónde queda, entonces, esa libertad del individuo, es decir individual, si nuestra actitud frente a tal hecho obedece a masificados comportamientos claramente preestablecidos? Y otra cosa, ¿qué hay de los intereses de quienes generan la noticia? Será mejor que de esto último hablemos otro día.


Me da a mí que en el fondo no vemos la realidad que nos rodea, sino solamente su sombrío reflejo. Es de tal magnitud la influencia que en nuestras miserables vidas tienen los medios (de información, se entiende), ese llamado cuarto poder que en tiempos delataba los excesos del poder en sí pero que hoy sólo es su hilo transmisor, que perplejo y cabizbajo pienso a menudo en el bueno de Platón. Y es que no puedo por menos de creer, o no creer, que tanto da, que no hemos avanzado gran cosa en eso que llamamos agudeza visual, de donde resulta que estamos todos medio ciegos. Porque, de verdad, solamente atisbamos a ver las sombras que la realidad produce más allá de nuestro alcance. Y no es que, como en el famoso mito platónico, estemos encadenados en el fondo de una caverna, sino en el fondo de nuestro cerebro, que es peor.


Nos tragamos cuanto nos dicen, sin masticarlo, mendigando como chuchos agradecidos y fieles los huesos que nos arrojan, sin querer ver que otros ya se han comido la carne, ese enjundioso manjar que tenemos que empezar a buscar si queremos ser algo más que perros.


Y mientras tanto andamos por ahí, buscando algo que morder, porque, aunque no lo crean, de cuando en cuando también lanzamos mordiscos. Pero sin saber a quién...






2 comentarios:

  1. Pues sí, ahora nos ha dado por comernos a dentelladas la imagen de las adolescentes Zapatero, y con tal de morder algo nos da igual la muñequera que la bota militar... como si más allá de ese 'hueso' no hubiese un montón, no de carne, sino de auténtica carnaza sucia y putrefacta que denunciar y hacer desaparecer. Mientras se habla de cómo se viste en unos sitios se olvida cómo se muere y se sufre en la mayoría ...Y aquí seguimos, bailando como malditos el son que quieren tocar.

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  2. Lo que pasa es que hay más canes por el mundo que los de 4 patas.
    Además estamos equivocados con eso de la libertad individual para elegir, ja! Eso es lo que nos hacen creer, porque lo que pensamos, opinamos y hacemos ya está previsto por quienes en realidad manejan el cotarro... Sí, y ese no eres tú precisamente (ni yo, claro está, que ya me gustaría a mi serlo y cuando me retirara conseguir una pensioncilla de esas de 3 millones de euros)

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...