domingo, 13 de diciembre de 2009

Qué tristeza...

Desgraciadamente, cualquier día amanecerá el último para Aminetu Haidar. Ella habrá permanecido fiel a su dignidad zaherida, ellos habrán conseguido una pírrica victoria y nosotros estaremos un poco más tristes porque otro ser humano se habrá ido sin sentido, uno más. Son tantas las muertes que no deberían producirse todavía... tantas.

Por eso es triste que Aminetu, saharaui, esté en huelga de hambre. Y es muy triste que Maidhane, somalí, tenga hambre pero no pueda hacer huelga. Es triste que Ahmadu, nigeriana, fuera condenada a muerte por la sharia, la ley islámica, sólo por ser mujer. También produce tristeza que Raida, palestina, sea refugiada en su propia tierra en el campo de Kalandia. Es triste que Liu Xiaobo, escritor chino, cumpla condena por decir públicamente lo que piensa, sobre todo porque no coincide con la doctrina oficial. No es menos triste que Daniel, colombiano, de padres desconocidos, necesite el apadrinamiento de una profesora española para poder llevar una vida que se asemeje a lo que consideramos digna. Es triste que José, concejal del Ayuntamiento de Hondarribia, en el País Vasco, deba llevar escolta armada permanentemente. Y es triste que Sheila, estadounidense, deba morir de cáncer de mama porque carece de seguro médico. Es triste que Aminetu esté en huelga...

¿No es triste tanta tristeza?

3 comentarios:

  1. Es triste que hoy escribas -y como tú escribimos y escriben casi todos- estas líneas recordando la tragedia de Aminetu. Porque, como acertadamente recoges en tus palabras de hoy, todos los días existen en el mundo casos de una manera u otra similares al de Aminetu. Pero muchos preferimos ver NUESTRA "tragedia".
    De verdad, es triste que nos quejemos de la tan traída y llevada crisis económica cuando los Maidhane, Raida, Liu Xiaobo, Daniel... SE CAMBIARÍAN YA MISMO por LA MAYORÍA (no me atrevería a decir que "por todos") de los que se quejan de nuestra crisis económica. Por eso, hoy me avergüenzo un poquito más de vivir como vivo, de divertirme como me divierto, de quejarme como me quejo... Nosotros no podemos cambiar TODAS estas situaciones, pero podemos ayudar a que no sean tan lamentables. Sin embargo, el 99% podríamos hacer más. Pero no lo hacemos.
    Desgraciadamente, este sentimiento mezcla de tristeza y culpa se desvanecerá en cuanto deje este blog y me meta en la cama a esperar otro día más de crisis...

    ResponderEliminar
  2. Sí, para nosotros es muy triste tanta tristeza. Es tran triste y cruel la vida... Pero para Aminetu, no existe esa tristeza: cuando amanezca su último día, será el primer día de su triunfo, habrá luchado con su vida por lo que cree, y nos habrá enseñado dignidad, coraje, valor y su tristeza se transformará en alegría. Mientras tanto, nosotros seguiremos con nuestras tristes existencias.

    ResponderEliminar
  3. Y aquí montando tremendo follón con esta crisis que vivimos... (muy justo y muy trágico en muchas situaciones particulares, no lo niego ni lo minimizo).
    Pero nos olvidamos que en muchos puntos de nuestro planeta SE VIVE EN UNA CRISIS PERMANENTE y lo que es peor, SIN ESPERANZA, algo que supongo tenenos todos los que vivimos en estas sociedades occidentales y que mientras sucede es tanto o más importante que la solución en si.
    Por eso personas como Aminetu Haidar y otras como ella son las que dan futuro a muchos presentes sin casi nada más.

    ResponderEliminar

Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...