miércoles, 2 de junio de 2010

Nada que decir

Cuando me levanté esta mañana apenas tenía ganas de nada, me encontraba cansado, exhausto, más diría… quizá el calor sofocante que acumulan los edificios tras varios días seguidos de altas temperaturas, tal vez las horas en vela…

El caso es que los propósitos de ayer de escribir un nuevo artículo para este cuaderno se desvanecieron tan pronto salí de la cama. ¿Qué era eso que cavilé por la tarde como digno de convertirse en una entrada? Ni idea, se diluyó en la memoria de la nada… de modo que me encontré con nada que decir…

Después de la ducha, café en ristre, eché una ojeada a la prensa digital, por ver si me animaba o se acercaba el duende. Una resolución del Consejo de Seguridad lamentando el incidente de la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza, algo así como una leve reprimenda a los amigos israelíes del lobby judío estadounidense, todo entre colegas, claro… Me sonaba a algo que no podía recordar con claridad, no sé…, algo más cercano a nosotros… bueno, ya vendría.

Otro vistazo a otro periódico. Ahora toca lo de la economía, eso que no acabaría de entender aunque viviera uno o dos millones de años. Y aquí dos apuntes. Primero en clave doméstica, que está ahora de moda decir así, a lo yanqui: el Gobierno pone fecha a la reforma laboral para calmar a los mercados. Buen titular, sí señor. Inmediatamente me veo transportado a una isla del Pacífico habitada por una tribu pagana que hace sacrificios humanos al dios Kong para calmar su ira, mejor darle de comer cuando le toca que provocar un atracón de pobres indígenas, hechicero y jefe incluidos. Bah, tampoco me da para un artículo… Luego la noticia internacional, que refiere la investigación judicial que los Estados Unidos inician para aclarar las responsabilidades en ese negro asunto de la plataforma petrolífera de BP hundida en el golfo de Méjico y el escape de crudo. Al parecer el fiscal general norteamericano tratará de saber si BP violó las leyes… como si para eso hiciera falta investigar. Además, o no sé nada de legislación americana, que es verdad, o es de necios gastar el dinero de los contribuyentes para depurar esa responsabilidad, máxime cuando para meter en jaulas de conejos a varios cientos de terroristas islamistas muy malos no se anduvieron con tantos remilgos… Pero claro, con el petróleo hemos topado. En fin, que no me vale para sacarle punta…

Otros periódicos, más noticias, que si Nadal es el machacador de Roland Garros, que si la Roja va a ganar el mundial, esta vez sí, que si el Barça ha pasado a la final, que si una comisión presidida por ERC va a investigar la presunta corrupción del caso Palau –dense cuenta de que en este país hasta los más contumaces infraganteros, coño que palabro, son presuntos por mor de los derechos inalienables del individuo humano–, que si van a prohibir la fiesta nacional –estos catalanes…–, que si el PP va a recurrir la ley del aborto en ciernes, que si van a prohibir fumar hasta en los fumaderos, que si la bolsa ha bajado –pobres acciones mías de Repsol, Sacyr y Telefónica–, que si esto, que si lo otro… Al final, nada digno de mención…

¡Claro! Ya recuerdo la similitud del asunto de los judíos que asaltaron los barcos de la flotilla turca: lo mismo que pasa en España cuando hay un atentado de ETA, que sale la cúpula de esa cosa autodenominada izquierda abertzale lamentando lo ocurrido, echando la culpa al Estado por una nueva oportunidad perdida para la solución del conflicto vasco y ya está. Pero nada de condenar el asesinato en cuestión. Que también tenemos nuestros judíos y nuestro personalísimo Consejo de Seguridad… Pero tampoco, poca cosa para un artículo de los que a mí me gustan…

Total, que lo que pasa en el mundo, aquí y allá, no me hace juego, no sé… quizá me haya vuelto demasiado exigente, o muy tonto, pero el caso es que hoy, después de tanto tiempo, no tengo nada que decir, nada que contar… Espero que me disculpen.

4 comentarios:

  1. Tengo la misma impresión: la de no tener nada que decir, pero, a la vez, siento la necesidad imperiosa de decir algo aunque sea no decir nada o tal vez sí que decimos algo, no sé. Tu texto revela, no obstante, un cierto estado de perplejidad y desazón, que puedo entender porque yo estoy en un momento parecido. No sé qué escribiré hoy. No tengo nada que decir tampoco. Este comentario es la prueba más evidente. Pero siento una enorme compasión por hebreos y palestinos encerrados allí con su trágico juguete. Saludos.

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  2. Acabo de dejarte un comentario justo antes de leer este tuyo. Sí, al parecer lo que te dije cierto día sobre los mundos paralelos es real, funciona... personas distantes, ¿distintas?, pensando a la vez cosas parecidas... imagino que debe de haber por ahí alguna paradoja matemática o metafísica que lo defina, pero me da pereza buscar...

    Respecto al asunto juedopalestino -qué mal suena, casi tanto como judeomasónico, ¿recuerdas?-, no está en mi cabeza la compasión, precisamente, sino el hastío, las ganas de vomitar o, a veces, la más absoluta indiferencia, porque desalienta comprobar que la historia, contra lo que diga García de Cortázar, no sirve para nada. Tropezamos miles de veces en las mismas piedras, el hombre no aprende, es verdad que está en nuestra naturaleza darnos de palos en cuanto nos juntamos dos, a veces incluso sólo uno, pero no aprendemos una mierda. Somos lo que somos (en general) y tenemos lo que nos merecemos (en sentido más general).

    Un abrazo.

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  3. Bueno, si os sirve para algo, yo todavía guardo un poco de esperanza todos los días.
    La juventud más joven aún no está del todo contaminada...

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  4. Ah, Miquel, lo malo de vuestra juventud es que caéis en las garras de quienes pueden y quieren contaminaros, de quienes os impiden pensar. Esa es la realidad de este sistema.

    Te diré que sólo por saber y querer razonar te merecerías un sobresaliente si estuvieras en mi clase, con independencia de la materia de que se tratara y del examen.

    Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...