sábado, 5 de junio de 2010

No son éstos

Hace unos días escribía unas pocas líneas acerca de la famosa teoría de la conspiración, nada importante, por supuesto. No di nombres, ni datos, ni fechas, nada que pudiera desenmascarar a los únicos, ínclitos y verdaderos directores de lo que es. Y no los di, entre otras muchas razones, porque no los sé, ¿cómo podría un simple mortal elevarse hasta los cielos? Vivimos permanentemente en la caverna platónica, atisbando sólo sombras de la realidad. O de otra manera, parece haber una dualidad, ésta en la que nos movemos casi todos –la cueva–, y otra en la que moran ellos –los titiriteros. La humanidad, de la que ellos también forman parte, por supuesto, pero de otro modo, vendría a ser para estos sujetos algo así como una inversión a muy largo plazo, un negocio del que ocuparse pero sin que lo parezca…

A propósito de este lío conspirativo, andan estos días revueltos los rotativos tratando de meternos en la cabeza que esa élite de individuos predestinados a ser los jefes de todo existe realmente, y como prueba nos ofrecen en bandeja de plata, sin ningún tipo de sutileza, al grupo denominado Bilderberg, un selecto club de personajes que se reúnen en Sitges cuya notoriedad, riqueza o influencia son tan demoledoras que se han ganado el derecho a pertenecer a esta pseudo asociación secreta que se reúnen no tan en secreto (de hecho más parece una convención de científicos o una gala benéfica, ya que asiste incluso la Reina, porque lo de nuestro Zapatero es anecdótico), para hablar de sus cosas y ver si de paso pueden influir en las nuestras.

Hasta aquí la versión oficial sobre estos tíos tan ricos, tan poderosos y tan listos. Ya saben, noticias recién guisadas a la carta para los más exquisitos paladares, es decir, la opinión pública. Y ya está. Son los que mandan, ¿y qué? Nadie le da más vueltas al asunto. Hay otras cosas sin duda mucho más importantes en nuestras vidas que saber, conocer, preguntar, indagar, cuestionar, polemizar o pensar: por ejemplo la crisis, dichosa crisis; o el paro, maldito sea; o el terrorismo…, no, éste ya no, que ETA se está portando muy bien últimamente; pues el fútbol, claro, se me había olvidado, cómo no iba a ser el fútbol, y más ahora que viene el mundial y lo vamos a ganar… ¿lo vamos a ganar? ¿Quiénes? ¿Usted y yo? Sin duda eso levantaría la moral de esta cueva de Alí Babá en que se ha convertido España, y nos daría el suficiente crédito internacional como para que la calificación de nuestra deuda obtuviera las mejores notas, e incluso revalidaría la victoria del PSOE en un hipotético adelanto de las elecciones, y generaría tantos puestos de trabajo que volverían los moros y negros, disculpen, los magrebíes y subsaharianos, a invadirnos silenciosamente en sus pateras…

Así que los del club Bilderberg, que al parecer éste es el nombre del hotel holandés donde se reunieron ¿por primera vez? en 1954 son, ni más ni menos, que los que mandan realmente en el mundo. Y todos tan tranquilos. Nos dan la lista completa, con nombre, apellidos, dirección, ocupación y, posiblemente, hasta el teléfono de sus secretarias. O sea, que cualquiera puede saber cualquier cosa sobre ellos. Menos lo que dicen y deciden en sus secretísimas reuniones, claro, que para eso son gente bien y recatada y tienen sus propios taquígrafos mudos juramentados en un inquebrantable pacto de silencio eterno por los siglos de los siglos… Ya lo saben, si quieren pueden ir a verlos o ponerles un correo para abroncarlos o partirles directamente la cara, que para eso la dan, para que todo el mundo sepa que de misterios y secretos nada. Así son de solícitos y majos. Daniel Estulín los ha estudiado a fondo.

Sabiendo todas estas cosas, hasta ahora ocultas, que tan amable y servicialmente nos sirven en los noticieros noticiosos, uno se siente mejor, más tranquilo, apaciguado, apacentado… Ya podemos respirar tranquilos, que ya se sabe quiénes son los malditos conspiradores, están fichados, identificados, sabemos dónde viven… No voy a dar aquí nombres, porque están ya publicados y quien quiera puede comprobarlo, aunque no creo que nadie se moleste en ello en vísperas del mundial futbolero.

Y esto es lo que todos sabemos. Pero, pregunto, ¿realmente usamos la cabeza para algo más que para llevar los pelos?, y que me disculpen los calvos. ¿Es todo tan simple? ¿Nos engañan de nuevo, una vez más? No sé, no sé… Uno, que es desconfiado, que carece de moral y de todo lo demás, piensa que la mendacidad está tan extendida que resulta ya imprescindible en nuestra vida, y aún así seguimos preguntándonos, algunos, por qué serán las cosas como son. Quizá sólo porque alguien quiere que sean así…

De modo que podemos dormir mejor hoy y mañana, porque ya sabemos quiénes son los responsables de todo. Aunque, y no tengo nada claro por qué, me da a mí que no son éstos…

6 comentarios:

  1. En parte gracias al panfleto/libelo "Los protocolos de los sabios de Sión", una conjura de los judíos ricos e influyentes de todos los países del mundo para gobernarlo a sus anchas, se cimentó la corriente antisemita que permitió el Holocausto. Para Hitler era artículo de fe la exiistencia de ese "círculo de amañadores" que gobernaban la política mundial. Las ediciones del panfletoo se contaban por cientos de miles. Estos de ahora, como los de Davos o los famosos G-8 y G-20, cuya importancia decreciente, la del último, supongo que nada tiene que ver con la incorporación española... no son más que un remedo de las creadoras del "Ropero", caridad de ociosas ricas.
    Se ha impuesto, desde hace mucho, en el habla coloquial lo de "imponer tendencia", pero cada vez se habla menos de laq "tendenciosidad" con que se nos transmite la información, ¿porque nadie sabe ya distinguirla? ¿porque estamos como anestesiados? ¡Malos tiempos para os mensajes subliminales! Ya nos pueden amenazar expresamente, que no nos damos por aludidos. ¡Porca miseria!

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  2. Sí, Juan, es la conspiración judeomasónica sempiterna que ¿quitaba? el sueño a nuestro más insigne dictador. Pero la teoría de los círculos concéntricos que defienden los entendidos se agota en sí misma, creo. A mí, que no entiendo nada, me sigue pareciendo más creíble la clásica conspiración piramidal... Con la edad se impone el conservacionismo, ¿o era el conservadurismo?

    Un abrazo.

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  3. buen articulo. como tu, soy de los que piensan que los borregos no ven mas alla de sus hocicos, y que por mucho que les muestres la verdad de nada vale.
    los borregos nacieron para el sacrificio y los despiertos nada pueden hacer para abrirles los ojos. todos seguiran igual, tal vez algun despistado, por arte de magia o sortilegio, se de cuenta y reaccione, pero son los menos. ya se han encargado de condicionarles desde la escuela para que sean inmunes a la evidencia, a la verdad y a la razon.
    mientras los borregos tengan un mendrugo de pan y unos ratos de circo van contentos a donde se les lleve.
    un abrazo.

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  4. No puedo sino estar de acuerdo contigo, eumelvi. El mundo entero es un gran corral, lleno de ovejas, pastores y lobos. Que cada uno escoja su lugar... si puede.

    Bienvenido a este pequeño e inútil espacio de libertad.

    Un abrazo.

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  5. No sabemos nada, por mucho que se informe o mucho que se escriba o mucho que se hable. El mundo se mueve por fuerzas que nadie controla. El derecho a voto es tan intrascendente que produce risa. Nos hacen creer que decidimos pero es mentira. No decidimos ni sabemos nada. Es así. ¿El club Bilderberg? Pues puede que sepan algo más, pero me temo que la reina de Holanda no tenga mejor información que yo. El planeta se mueve por fuerzas inconscientes e irracionales que son manejadas por algunos para beneficiarse pero nadie tiene el suficiente poder para saber qué va a pasar. Sólo espero que me dejen un rinconcito para poder subsistir. Sé que mi opinión o mi importancia es nula. El ser humano es impotente para dirigir el destino del planeta. ¿Qué querríamos? ¿Adónde querríamos ir? ¿Nos pondríamos de acuerdo? Dudo que alguien sepa demasiado, aunque mucho más que yo tal vez. Yo no sé nada.

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  6. Así andamos todos, Joselu, desnudos. Y sin embargo, en esos momentos en que la desesperación no nos puede, hablamos, incluso pensamos, y osamos aventurar opiniones que sólo responden a las migajas de información, además tendenciosa y tergiversada, que nos proporcionan para que esto parezca de verdad una democracia. Pero sabemos que no lo es, porque las decisiones no las toman nuestros representantes políticos (miserables bufones) sino aquellos que están en las sombras y que no son, desde luego, los de este club que nos presentan.

    Tampoco sé nada, pero, como señalo, nos hacemos a veces la ilusión de que sí.

    Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...