jueves, 25 de noviembre de 2010

Legio VII

Resulta indudable que el origen de la actual ciudad de León está decisivamente unido a la creación de la unidad militar romana conocida como Legio VII el día 10 de junio del año 68 d.C. por Servio Sulpicio Galba, gobernador de la provincia Tarraconense en Hispania. Por esas fechas se está produciendo en todo el Imperio un movimiento de resistencia contra el despótico gobierno del emperador Nerón. En estas circunstancias Galba, a la sazón refugiado en Colonia Clunia Sulpicia (Peñalba de Castro, Burgos) en espera de acontecimientos, es designado como nuevo emperador tras el asesinato del tirano. Justo en ese instante, y como señal de fuerza y prestigio en su nuevo destino imperial, realiza una leva creando la Legión VII con soldados hispanos. Con ella se encamina a Roma para celebrar su triunfo y entronamiento.

Muerto Galba, la Legio VII se adhiere a la causa de Otón luchando en Panonia, e inmediatamente después defiende la de Vespasiano el año 69 d.C., siendo determinante su intervención en la batalla de Cremona para su acceso al trono imperial. La virulencia del combate había diezmado sus efectivos, de modo que es completada con legionarios de otra unidad, dando lugar al epíteto de Gemina en el sentido de doble o regenerada. Tras estos sucesos la Legión pasa varios años en la frontera del Rin, donde recibe aún otro calificativo que se une a su nombre, Felix, conmemorando sin duda algún acontecimiento feliz durante su estancia en la zona. En el año 74 la Legión, tras su periodo de servicio en la frontera germana, se encuentra camino de la Hispania que la vio nacer para asentarse de manera definitiva en el territorio situado entre los ríos Torío y Bernesga. Pero el nombre completo de la Legión es Legio VII Gemina Pia Felix. Falta, por tanto, conocer cómo adquiere el último de los epítetos, el de Pia. Parece que esto sucede en tiempos del emperador Septimio Severo, entre los siglos II y III d.C., a quien la Legión permanece fiel frente al usurpador Clodio Albino. El hecho de reponer las estatuas del Emperador destruidas por los rebeldes le valdría a la Legión el sobrenombre de Piadosa, Pia, que desde entonces ostentó.

La Legio VII es la única unidad militar que permanece en la Península Ibérica desde esta época, debido entre otras causas a que Hispania es ya una provincia pacificada y muy romanizada en la que no se requiere la presencia de grandes contingentes militares como no sea para el control de las ricas explotaciones mineras del noroeste, tarea a la que básicamente se dedicarán en adelante los efectivos de la Legión.

Una vez establecido el campamento militar, su presencia genera una creciente actividad civil alrededor, actuando como foco de atracción para todo tipo de gentes: campesinos que intentan vender sus productos, comerciantes venidos de diversos lugares, prostitutas... Se va formando, así, un conjunto de barrios periféricos en torno al asentamiento militar, pero separado de él por las murallas que aún hoy afloran en diversos lugares de la ciudad moderna. En síntesis, este es el origen de León, en principio un campamento legionario que, paulatinamente, con el incremento de la actividad civil extramuros, va generando una serie de construcciones cada vez más sólidas y estables que se aglutinan alrededor de la importante actividad militar, estableciéndose unas relaciones y vinculaciones sociales de carácter permanente al producirse la unión de los legionarios con las mujeres asentadas en el exterior. Aunque legalmente no se contemplaba esta unión como un matrimonio en tanto el legionario no alcanzara el licenciamiento, de hecho se trataba en suma de la constitución de unidades familiares sólidas al estabilizarse las viviendas y pasar los hijos de estas uniones a engrosar las propias filas legionarias, con lo que la ciudad que rodea al campamento continúa imparable su crecimiento. A la postre, los veteranos que se licencian obtienen como pago tanto el derecho de ciudadanía romana como el de contraer matrimonio legal con sus compañeras, al tiempo que reciben pequeñas parcelas de tierra en torno al campamento, contribuyendo así a extender los lazos de relación económica y social.

Se establece de esta forma un auténtico proceso de romanización del medio geográfico a través del asentamiento de un campamento militar que en no mucho tiempo evoluciona hasta conformar las estructuras básicas de una auténtica ciudad romana probablemente ya en el siglo III d.C. Aunque se desconoce el verdadero estatuto jurídico de León durante la época romana, posiblemente alcanzara la categoría de municipio. Lo cierto, de todas formas, es que en la ciudad se dieron todos los requisitos de un verdadero núcleo urbano.

A través de las inscripciones epigráficas se conocen numerosos datos de la actividad social de León, sobre todo de los integrantes del cuerpo legionario, pues abundan las referencias a los soldados y mandos de la Legio VII, desde sus más humildes integrantes hasta el Legado de la Legión o comandante en jefe de la plaza. León, que es el centro militar más importante de Hispania romana, se convierte también en ciudad destacada que incluso llega a ser residencia del gobernador provincial a principios del siglo III de la Era.

El campamento legionario permanecerá ocupado por las tropas durante todo el periodo imperial, aunque en ocasiones parte de los efectivos deban partir en diversas misiones militares. Resulta evidente la atracción que este establecimiento ejercía entre los indígenas, deseosos de un mejor nivel de vida que podían adquirir mediante su incorporación a filas. De hecho, como se ha señalado, son numerosos los hijos de legionarios que se enrolan, con lo que se mantiene vigente el propio carácter autóctono de la Legión desde sus orígenes al estar nutrida de elementos indígenas principalmente.

La organización urbana del campamento se establece tomando como eje dos grandes vías principales que se cruzan en el centro, definiendo un plano reticular con cuatro puertas en los extremos de ambas calles. En el espacio central se ubican los edificios de mando, tanto militar como religioso y judicial, pues junto a la residencia del pretor de la Legión se erigen los templos de culto y el edificio de administración de justicia, funcionando en realidad como una verdadera ciudad romana con sus correspondientes instituciones. El volumen de efectivos militares, cifrado entre seis y ocho mil personas, precisa además un conjunto de servicios tales como el abastecimiento de agua y alimentos o el repuesto de productos manufacturados. Todo ello lo obtienen de los territorios asignados a la Legión a través de la población asentada en las afueras del campamento, donde se han hallado restos arqueológicos de explotaciones agrarias en forma de villas rústicas y talleres de cerámica, por ejemplo.

Las diversas excavaciones realizadas en la ciudad de León documentan el nivel romano a una profundidad media de tres metros, constatándose hasta el momento la existencia de unas instalaciones termales y de la muralla de época bajoimperial. Lógicamente, la superposición de las ciudades medieval y moderna dificulta un mayor conocimiento de la época romana al no poderse excavar de forma libre y sistemática todo el recinto. Por lo tanto, la historia de León no es la usual de cualquier núcleo indígena prerromano que pasa a la dependencia jurídica y administrativa del Imperio tras la conquista, adquiriendo en un momento determinado su estatuto municipal, sino que el fundamento básico de su creación está en directa relación con el primitivo campamento de una unidad militar, la Legio VII Gemina Pia Felix.

2 comentarios:

  1. Hay que ver la capacidad evocadora que tienen los datos simples, escuetos, certeros. No me extraña que Stendhal dijera que el mejor modelo estilístico para la prosa fuera el código civil napoleónico. Se ve que eso de la división azul tenía también sus raíces, mutatis mutandis. Enseguida, a partir de la narración, se me ha disparado la imaginación hacia aquellos campamentos extramuros que fueron el embrión de una ciudad. De hecho, uno de mis retos narrativos sigue siendo contar, bajo el nombre de Comarca, una narración breve que abarque desde los cromañones hasta el siglo XXI y cuya acción no salgo de los límites de esa comarca. Uf! Resúmenes históricos como el tuyo, parecen darme un empujón. Gracias.

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  2. Adelante con tu proyecto, Juan, aunque no creo que, una vez que comiences, puedas dejarlo en una "narración breve". La historia, si condensada, no suele dejar el mismo regusto dulce que la leche. Se corre el riesgo del reduccionismo imposibilitador de todo conocimiento. Y tantos siglos de sucederes dan para un buen tocho. Gracias por acercarte.

    Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...