sábado, 26 de marzo de 2011

Estamos contentos

Pero, además, estamos atontados. Porque podría ser peor, mucho peor. De hecho, ya lo es en otras cualesquiera partes del planeta salvo unas pocas. Estos y otros argumentos esgrimen los paladines del sistema que en régimen de oligopoliocapitalliberalismo nos gobierna.

Hay que ayudar a la banca, dicen, porque en ella tenemos toda la buena gente depositados nuestros ahorros. ¿Qué ahorros? Y claro, si la banca quiebra, quebramos todos, que para eso somos Hacienda. Bueno, todos menos ellos, que no sé de ningún banquero, ni aquí ni allende el mar o los Pirineos, que haya tenido que ponerse a dieta por la mengua de ingresos aunque quebrara su gran banco mundial. Ni siquiera ninguno de ellos ha sido visto en la cárcel… Aunque, bien mirado, igual tienen razón y debe ser así.

Pero estamos contentos. Porque hemos perdido la casa (algunos, claro, no todos, por favor y tal y eso), que se la ha quedado el banco, pero conseguimos en el ínterin un alquiler baratito para ir tirando. Porque hemos perdido el empleo (no todos, vale), pero la familia, ¡ah, la familia!, está al quite para lo que haga falta, unos euros, venid a comer cuando queráis… Porque, a pesar de todo, no hemos perdido la dignidad. No, señor, que para arrebatárnosla tendrán que sudar sangre –la nuestra, me temo– y rascar mucho, que está a bastantes metros bajo la piel, muy resguardada para que no sufra, la pobre.

En fin, tengo siempre la impresión de que siempre hablo de lo mismo… la historia interminable, no la de Ende, claro, pero sí la mía, o la nuestra, por eso de colectivizar –ojo, sólo las deudas, no los beneficios, que hay que ver, con todos mis respetos para los inversores del Fórum Filatélico ese, con qué insistencia demandaban al Gobierno una compensación por la estafa… pero no decían ni pío cuando les rentaba el 10% anual, entonces no hablaban de compartir los dividendos con el vecino de al lado, aunque no fuera rentista, que entre más se toca a menos, por lo visto.

Me aburro. No sé si somos tontos o qué, pero tontos de baba, de esos a los que se engaña con cromos. Porque para aguantar lo que nos están echando hay que serlo o, como digo, tener muy alta la dignidad, el orgullo, el sentir patrio, la flema, la leche… Unos a setas y otros a tesoros. Nos roban, nos echan de nuestras casas, nos suben los impuestos y la edad de jubilación y los años de cotización, amén de todo lo demás, desde la gasolina a la luz, el pan y las chuches, nos bajan las pensiones, los sueldos y la categoría ciudadana, nos cambian hasta las reglas de ortografía, unos señores muy entendidos en economía dicen lo que vale o no vale un país entero, su deuda o yo qué sé, y seguimos tan oreados. ¿Se nota que estoy cabreado? Pues no, sólo lo parece, porque estamos contentos.

Hoy mismo lo acabo de comprobar, al ver a los políticos –¡qué valor tienen para llamarse así!– raja que te raja sin decir nada, o sea, como yo pero cobrando una pasta por ello, y a sus adláteres, simpatizantes y hasta votantes con cara de pánfilos y media sonrisa de pura tontería asintiendo como bobos. Me di entonces perfecta cuenta de que todo es una gran mierda, perdón, una caca, una enorme bola que nos meten sin vaselina ni nada y encima sonreímos, les aplaudimos las gracias y les damos el voto, la confianza, la cartera y nuestro futuro, el de todos. Porque, aunque a algunos les vaya bien ahora, otro día les tocará a ellos, y entonces no quedará nadie para ayudarlos, o los que queden no querrán. Poco más o menos así comenzó el nazismo, y todos los ismos del mundo, y no me invento nada, aunque no cite fuentes.

Sólo se queja uno cuando le duele. Si lográramos seguir siendo Yo pero pensar más en Nosotros, incluso en vosotros, en los otros y en todos los demás, entonces quizá tendríamos una oportunidad de supervivencia con verdadera dignidad. Mientras tanto, deberemos conformarnos con estar contentos.

6 comentarios:

  1. Quizás sea necesario que gobierne la derecha para que nos sintamos impelidos a movilizarnos, pero el PSOE es el mejor gestor de los planes de los banqueros y las leyes del mercado. ¿Para qué quieren a la derecha? No veo ninguna movilización, no veo rebeldía, no veo nada. Estamos somnolientos y aborregados. No hay ambiente.

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  2. Pues no sé si recomendarte, Javer, que vayas a ver "Inside Job", un documental expresivísimo sobre loa gestación y desarrollo del reciente crack burátil cuyas consecuencias has descrito con imprescindible indignación. Con todo, no creo que no haya habido ninguna época en que haya sucedido lo mismo que está sucediendo ahora: que quienes tienen les hacen la vida imposible a quienes hasta se conforman con un humilde pasar. La conclusión a la que yo llegué después de ver "Inside job" es que los famosos mercados no son sino un casino en el que se despelleja tanto a particulares como a naciones enteras. Desolador. No obstante, cierto optimismo genético, que también es propio de la especie, me impele a creer que habrá transformaciones, cambios, y que no todos pueden ser para mal: sólo hay que ver de dónde venimos, para avalarlo. De hecho, una contempla Irán y sabe que se puede regresar a la Edad Media en un periquete, como mi experiencia como tutor de inmigrantes me permite saber con pelos y señales. Por otro lado, contra el pesimismo congénito no hay como una buena dosis de acción, cualquiera. Porque la democracia, por imperfecta que sea, da juego, eso no puede negarse.

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  3. Ciertamente no es necesario que gobierne la derecha, Joselu, sobre todo porque ya no es posible esa referencia dual derecha/izquierda, ya que hoy todo es mercado. No obstante, resulta significativo que los mayores recortes sociales se han obrado con el PSOE en el poder. Probablemente las masas españolas (quiero decir, la ciudadanía) no se lo habrían tolerado al PP. Quizá sólo se trate de reminiscencias romanticoides de esa dicotomía política de otros tiempos.

    Un abrazo.

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  4. Estás en lo cierto, Juan, respecto a las épocas históricas: siempre es lo mismo, los que tienen y los que ansían tener, a eso se reduce la civilización. Ahora, no obstante, los procesos suceden a increíble velocidad, impensable en otros tiempos en que los cambios se operaban a un ritmo distinto, más lento, a veces por contacto y a veces por transmisión ideológica (contaminación, que diría alguno), que en el fondo viene a ser lo mismo.

    La democracia era detestada incluso por sus creadores, los griegos, al menos por los filosofos, que veían en ella la degradación y/o degeneración de los más altos valores de la república, lo que a la postre conducía a la ruina de la ciudad y a la asunción del poder por los demagogos, auténticos herederos democráticos del gobierno del pueblo. Desgraciadamente, todo esto no nos sirve hoy para nada, pues no nos acordamos de la filosofía ni de cosa alguna que no sea la inmediatez del todo, y así es imposible concentrarse en las minúsculas ideas que nos darían acaso las claves para sosegar el espíritu. Qué sé yo...

    Un abrazo.

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  5. Hace ya unos meses que me sorprendo de que aquí aguantemos con esta indiferencia y aceptación de todo lo que nos echen en torno a esta situación cada vez más degradada. Otros países se rebelan y salen a la calle, se manifiestan, protestan... nosotros solo callamos y aguantamos. No lo entiendo, quizás tenemos más aguante? Pfffff... Quizás los españoles tenemos un poco de esa extraña resignación y aceptación que vemos en los telediarios mostrar a los japoneses... Lo dudo. Sin embargo la goma de la aceptación y del aguante que mostramos no se puede estirar indefinidamente y lleguará un momento, si alguien no lo remedia pronto, que rompa y se arme una bien gorda. Y entonces, qué?

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  6. Entonces, Oki, Apocalipsis, que dicen las Escrituras, pero no a la manera de San Juan, sino más bien de carácter local, que en esto la globalidad no es cosa conveniente, ¿o acaso creemos que los de la chistera están tan locos como para suicidarse en masa, cual si secta religiosa se tratara? Ya se cuidan ellos muy bien de ir detonando pequeñas bombas aquí y allí, provocando cataclismos a escala reducida y controlada, de modo que no todo el mundo tenga todo que perder o nada que ganar al mismo tiempo, lo que sí sería perjudicial para sus intereses.

    De modo que no nos queda nada por hacer, salvo rezar los creyentes, tomar el fusil los combatientes (¿quiénes?), y seguir como estamos los demás, supuesto que no nos incluyamos en cualquiera de los otros grupos.

    Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...