martes, 10 de enero de 2012

Homicidios

Ladrones ciertos de lo que todos tienen, sedientos parásitos minusválidos, torticeras meretrices versallescas, putas, por qué no decirlo.

Zafios amedrentadores de inocentes, chulos malencarados, asquerosos envidiosos, amos de la mendacidad trashumante, apagavelas temblorosos que derriten agua, borrachos sin futuro.

Fornicadores de la res, ablandabrevas desalmados de continuo, subnormales indecentes, no discapacitados, no, subnormales de enjundia cierta, catalépticos olvidadizos de la sodomización universal.

Despilfarradores de riquezas, atesoradores de inmundicias, mendigos de simonías, paniaguados cortesanos, proxenetas ideológicos, avezados acechantes, escurridores de profesión.

Gentuza de mil raleas, chabacanos escorzados, asombrados delincuentes de la Ciega, cabrones, malnacidos sin frontera, sinsontes sin tiza ni tronera, tontos del culo, lameculos, desvergonzados arribistas, chauvinistas, chorizos…

Me cago en todos ellos, los desprecio, me desprecio, por ser, saber y consentir tantos homicidios… Ya me callo.

4 comentarios:

  1. Pues sí, señor, Don Javier.

    En toda esa basura, podredumbre, despojos malolientes, en esa sentina rei publicae, como los llamó Cicerón en su Primera Catilinaria (12), y en todos sus satélites, y en los malversadores de fondos públicos, y en todos los otros, también me cago yo.

    ¡Viva la madre que los parió!, porque las madres son buenas todas por definición, per se, pero también dejo claro que ellos todos son unos hijos de puta, y unos cabrones, además de cornudos.

    Le envío, amigo Don Javier, un afectuoso saludo.

    Antonio

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  2. Sucede con este sentimiento de indignación como sucedió con el pensamiento único -ahora no recuerdo quién dijo que corríamos el riesgo de que se convirtiera en el único pensamiento-, que se va extendiendo y calando hasta los huesos más resistentes. Algunos, no muchos, se indignaron en las calles y plazas el pasado año. Otros, cada vez más, nos indignamos, nos enfurecemos y no encontramos desahogo en estas bitácoras donde dejamos muestras de nuestros genes.

    Tengo para mí, Antonio, que es sólo el principio de una nueva era, pero de veras, no como nos querían hacer creer los políticos mundiales al comienzo de esta autocrisis, diciéndonos que el capitalismo debía ser reinventado... ¡pamplinas! Nos encaminamos hacia un espacio global de control planetario en el que todo atisbo de pensamiento -salvo ese único- será barrido. Y lo peor de todo es que no lo impondrá nadie, sino nosotros, la sociedad en conjunto, la masa, aunque usted y yo no queramos, amigo Antonio.

    Retomo mis ideas conspirativas, que tantas sonrisas disimuladas causan, y sospecho que está tan bien urdida la trama que precisamente en esa simpleza radica su éxito, pues les resulta tan fácil llegar a la mente de los necios como a sus bolsillos. Delenda est carthago.

    Un abrazo.

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  3. ¡Bravo! Don Javier,

    Creo que tiene Vd. la vista del águila, y la capacidad de prever con anticipapción las peores tormentas que se nos avecinan.

    Le digo lo que pienso: me ha encantado su comentario, y lo comparto todo.

    No obstante, creo que debemos alejar de nosotros el pesimismo, por muy grande que sea la tormenta que se avecina, y convertirnos en una especie de Espartanos: No darnos nunca por vencidos.

    Le envío un buen abrazo,

    Antonio

    PS.: A mí en particular, me gustaba más la forma en que aparecían los comentarios, según creo recordar, con la página completa. Me congratulo de que haya Vd. recompuesto el formato de los comentarios.

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  4. Aunque esta entrada ya está caduca -¿ha pensado usted en cuántas cosas periclitan antes de haber ofrecido todo su jugo, en esa suerte de obsolescencia programada que nos engulle?-, no quiero dejar sin respuesta su amable comentario, mi apreciado Antonio.

    Agradezco su identificación con las ideas de este mísero escribidor, que no son más mías que de todos, y, sin ser pesimista sensu stricto, no puedo menos que descorazonarme, pero no tanto ante lo que viene como por lo que somos y hacemos mal, al fin y al cabo simiente del futuro por llegar, porque, como decía Marañón, solamente vive quien vive hoy.

    Con respecto a los comentarios, yo también prefiero la anterior vista, pero como no hay, de momento, manera de que se arregle, opté por cambiar a este formato para que, al menos, puedan verse. Estaré en contacto con el amigo Oloman, que todo lo puede y todo lo arregla, para intentar una solución.

    Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...