No pasa nada. Que nadie haga la maleta, que nadie se
mueva de su sitio, so pena de no salir bien encuadrado… Asistimos impertérritos
a la hemorragia continua de nuestro entramado económico y financiero, y lo
único que oímos de boca de nuestros representantes es que España es un país
solvente, que nuestro sistema bancario es fuerte, y que en ningún momento se ha
contemplado la posibilidad de ser rescatados porque eso es impensable y no va a
pasar, en palabras de don Mariano. Entonces, si no pasa nada, ¿por qué Bankia,
que es sólida como una roca, ha tenido que ser nacionalizada por el Gobierno? ¿Por
qué están tan nerviosos nuestros vecinos ricos europeos? ¿Por qué una
delegación de Eurostat va a darse una vueltecita por Madrid, amén de la que ya se dio
hace unas semanas? ¿Por qué el sistema
bancario español necesita una auditoría externa sobre su estado de salud?.
Se está produciendo por parte de las instituciones
europeas –BCE, Ecofin, Comisión…– una intervención
de baja intensidad sobre nuestro aparentemente sólido sistema financiero,
ése del que presumió Zapatero ante medio mundo cuando caían entidades de
renombre internacional. Estos movimientos más o menos disimulados probablemente
precedan a un despliegue comunitario en toda regla para acometer el saneamiento
profundo de nuestro sistema, que ya hay voces autorizadas recomendándolo, como
el Eurogrupo o el nuevo y flamante
presidente francés. De ahí a la intervención
total del país cuando la prima de riesgo se acerque a los 700 puntos, parece
que hay tan sólo un paso, a juicio de este escribidor que nada entiende de
economía, aunque, visto lo que entienden los expertos en ella, casi cualquiera
estaría autorizado a lanzar vaticinios… sólo hay que interpretar los signos, ya
saben, el vuelo de las aves…
Puestas así las cosas, habrá que pensar en largarse,
aunque sólo sea para que la turba enfebrecida no nos salpique de barro los pantalones
de los domingos cuando ande por ahí como loca buscando cabezas que cortar.
Porque, y ojalá me equivoque, habrá mucha tarea para los carniceros. Se
desatarán los instintos con la excusa del paro, la debacle política, la miseria
galopante de las empobrecidas clases medias y la insostenibilidad de la Iglesia
sin las subvenciones del Estado. Por suerte ya no habrá más desahucios, porque
no quedarán bancos dueños de pisos, ni de dinero ni de nada, y a buen seguro
que los primeros en ser afeitados serán estos señores de corbata que sólo
pueden cobrar varios cientos de miles de euros al año.
Falacia atroz esta de la democracia, que nos hace
creer que realmente todos gozamos de los mismos derechos y no tenemos ninguna
obligación. Al menos en las dictaduras sabe uno a qué debe atenerse, porque en
su simplismo intransigente lo blanco es blanco y no hay más gradación. Aunque,
en el fondo, poco importa el sistema político si el económico no logra desaguar
los residuos nefastos de tanta impostura. Se producirá entonces el colapso por
anegación del país y saturación de sus habitantes, y cuando ya no seamos
importantes para nadie, cuando ni siquiera contemos para nosotros,
desbordaremos como marea incontenible y llenaremos calles y avenidas, plazas y
campos para exigir lo nuestro, sin saber muy bien ya qué pueda ser ello o a
quién se lo debemos pedir.
Cuando todo esté tan mal que ya nada importe, con
cualquier nimiedad se producirá la estampida de la ciudadanía en masa, y
entonces, como en esas películas clásicas de vaqueros, caerán bajo las pezuñas
buenos y malos sin atender a líderes ni a disparos, y la manada se llevará por
delante todo cuanto encuentre a su paso, destrozándolo, pisoteándolo,
esterilizándolo también, hasta que, agotadas las fuerzas, busque nuevos prados
en que pastar. Ya calmada, vendrán los vaqueros supervivientes a hacerse cargo
de la manada, y ésta, agradecida por reencontrarse con sus cuidadores tras el
tremendo desvarío, se dejará de nuevo guiar…
Amigo Don Javier,
ResponderEliminarPienso yo que con el dinero pasa lo mismo que con la energía: que no se destruye ni desaparece, sino que simplemente cambia, en el caso de la energía, de estado; y en el caso del dinero, de bolsillo. Aquí lo que ha pasado es que los Políticos, con todas la excepciones que quiera el más exigente, han dilapidado el erario público con acciones que colapsan los tribunales, con corruptelas, con enchufes, con pensioens vitalicias que da vergüenza por lo que de exagerado tienen, y han dejado las arcas públicas y privadas totalmente vacías.
Luego están las Autonomías, que para lo único que sirvan es para duplicar o triplicar cargos y funciones, y dejar caer buenos sueldos y prebendas a ineptos y demás.
Así es imposible que nada vaya bien.
Es demasiado numerosa la gente que en España, suponiendo que todavía exista España, vive del latrocinio y del despilfarro injustificado.
Le envío un cordial saludo, amigo Don Jav ier.
Antonio
Será por dinero, Antonio... Eso es lo que más fácilmente se consigue, y también lo que con mayor generosidad se acumula, convirtiéndose a la larga en pesada losa que atribula a los poderosos facinerosos. Es tal el miedo que han inculcado en la gente que hoy, quien tiene pasta, se la guarda pensando o bien que todo se acabará mañana y es mejor tener reservas, por si acaso, o bien que hay que esperar un poco más para cambiar de coche, de casa, de camisa...
EliminarEn esas estamos. Lo único bueno para quienes vivimos al por menor es que la quiebra del sistema bancario no se llevará nuestro dinero, porque nada tenemos salvo una hipoteca a 30 años que, bien mirado, a lo mejor dejábamos de pagar y todo.
Como quiera que sea, no nos pedirá permiso para ser, de modo que, a pesar nuestro y como decían los antiguos, SEA.
Un abrazo.
Tremendo post Javier, me sacudió realmente. Eso hemos vivido aquí...todo eso que describes, todo y más. No te imaginás - y no me canso de escribirlo en los blogs amigos españoles y en mails a familiares y amigos - cómo lamento que estén sufriendo la estampida.
ResponderEliminarDesde acà las noticias no son nada alentadoras y por aquí las cosas no van muy bien tampoco, pero afortunadamente la crisis no llega tan fuerte.
Han venido muchos españoles en este último tiempo y son por cierto muy bien venidos y nos gusta recibirlos...en fin, que es como recibir parientes...
Un abrazo.
Será esta crisis, o la que viene, o la anterior... el poder las reparte a diestro y siniestro -quizá ahora sería más conveniente decir a diestra y siniestra, por si acaso-, dosificándolas de tal modo que, parodiando el famoso refrán, aprieta pero no suelta.
EliminarPor aquí aún no estamos en alerta máxima, es decir, la estampida no se ha producido, pero poco le falta al paso que vamos. En todo caso, si el exilio fuera la solución a largo plazo, no habría rincón en el mundo que no contuviera los huidos de sus hogares, ni país que pudiera empadronar naturales por mucho tiempo... NO. Es preciso permanecer y luchar, hasta que no haya más fronteras ni más amos, aunque, entonces, ¿quién nos gobernará?
Un abrazo.
Tampoco ha sido para mi el exilio la solución en momento de crisis, desciendo ya de un exilio.
ResponderEliminarAcuerdo profundamente en permanecer y luchar para que no haya literalmente amo, después veremos quien nos gobernará. Mataremos a los amos como matamos a Dios. Podremos? "¿No tendremos que volvernos nosotros mismos amos (dioses) para parecer dignos de ellos?"(F. Nietzsche dixit)
Un abrazo.
Ay, Ana, que ese es precisamente el trasunto, la humana divinidad. La pregunta de Nietzsche ya tiene respuesta, incluso muchos siglos antes de que la formulara, porque el hombre es el dios que hizo a éste a su imagen y semejanza... Entraríamos aquí en otro debate, sin duda profuso y atractivo, que nos haría movernos por los altos escenarios de la antropología, la espiritualidad, la magia, la superstición, la economía y muchas otras cosas.
EliminarQuizá la autolisis colectiva sería la única manera de curar al planeta de esta plaga humana, porque, si sólo eliminamos a los amos de ahora, ten por seguro que otros, de entre nosotros, surgirán.
Un abrazo.