lunes, 16 de julio de 2012

El escondite


«…nueve y cien. Ronda, ronda, quien no se haya escondido que se esconda, que allá voy». De esta forma concluía quien quedaba, dando así aviso a los demás participantes y por comenzado el juego. Como éramos muy críos, ya no recuerdo si contábamos el total de los cien o nos saltábamos los números de diez en diez… Cada uno, según su maña, se escondía donde mejor podía, a veces en escondrijos de lo más insospechado, a veces en otros que, por tan obvios, hacían que pronto su inquilino tuviera que iniciar un nuevo contador.

Pero hoy no son niños los que cuentan, sino señores con corbata, cara rubicunda y gesto entre risueño y satisfecho, sabedores de que, cuando terminen de contar, no habrá escondite donde puedan los amedrentados súbditos de este país telonero meterse. Y espero, de verdad, que ellos tampoco.

Cuando los hermanos –no en la fe, obviamente, pero sí en la sangre– griegos corrían en tropel al despeñadero, Taigeto abajo, como en sus mejores tiempos, aquí se miraba para otro lado silbando. Pocos o ningunos supimos captar las claras señales. Grecia parecía entonces, a la gran mayoría, un país al otro lado del mundo, ni de la Unión europea ni nada. Vimos después caer a otros, mientras a Pinocho le iban creciendo las napias bajo las gafas, y la narcolepsia se generalizaba, porque en la vida se había visto cosa semejante y para qué preocuparse por lo que desde ningún punto de vista estaba bajo nuestro control. Y así nos encontró el futuro, mirando a la nada, viviendo en la inopia y cantando a pulmón abierto «soy español, español…». Españoles no sé, pero idiotas….

Se cumplió el guión, cayeron las máscaras y se consumó el último acto de esta trágica comedia: Pinocho, con o sin la tutela de Gepeto, que tanto da, asestó el postrer mandoble –que no el último, empero, ojo– con su quevedesca nariz, cual Cyrano redivivo, a este pachucho país. A tomar por el saco la España fallida de la falaz democracia, subámonos al tren del progreso mundial necocon (GEES y otros sucedáneos imitadores de lo americano) y gritemos: el Estado (del bienestar) ha muerto, viva el Estado (ultraliberal). Lo que siempre nos pareció imposible está aquí, y me da que va a quedarse. No es ciencia-ficción, es nesciencia-realidad, es desmontar lo construido, como niños inquietos que destrozan juguetes para ver qué hay dentro, solo que Pinocho y los demás muñecos no lo rompen inconscientemente, pues ellos de sobra saben qué hay y qué esperan.

Con estos mandobles se terminan de enterrar cuantos derechos y libertades teníamos, se pone fin a una época de diálogo y logros sociales, porque ahora ya solo es, como en cualquier dictadura, ordeno, mando y ejecútese lo mandado y ordenado, so pena de… todavía no escribieron ese Real Decreto, pero están en ello. Las clases medias, esas sobre las que, dicen, descansaba la democracia y sin las cuales cualquier país se ve reducido a un estatus cuasisubdesarrollado, es historia: se abrió la veda, y saldrán de caza los encorbatados depredadores a cobrar sus presas. Se ahonda la brecha entre ellos y nosotros (porque, los políticos, ¿son clase media?), y no es apocalipsis sino datos en la mano, se acerca el fin de todo…, ¡sálvese el que pueda, insumisión, echémonos al monte, tomemos palacios y bancos y degollemos a los fanáticos muñecos antes de que nos echen a los leones de San Jerónimo encima, levantemos barricadas por doquier, atémonos el pañuelo rojo y negro en el brazo, empuñemos las armas, sin banderas, sin rencor…! solo para sobrevivir.

Esto se hunde, dentro de no mucho esos europeos de negro, que no quieren ayudar a la pobre hermana mediterránea, impondrán sus condiciones a Pinocho, quien, más asustado todavía, firmará junto con el rescate de España su dimisión y se la presentará al Rey, quien, a su vez, debería firmar la suya en forma de abdicación, o mejor, liquidación total de la monarquía, por haber respaldado a Pinocho en vez de negarse a firmar cualquier decreto que le pusiera sobre su real mesa. Y digo yo, ¿dónde se va a meter tanto personal dimisionable para que nunca, nunca, les encuentren los que quieren empezar a repartir mamporros?

…quien no se haya escondido…

6 comentarios:

  1. Todavía hay un colchón de economía sumergida, de picaresca y de esperanzas de integrarse en la rueda del consumo que aplazarán la revuelta. Pero, si las cosas siguen a este ritmo frenético de destrucción, está claro que se va a llegar del grito a las manos, de la pancarta al reparto de hostias, de la tranquilidad al desasosiego permanente de quienes gritan "¡que se jodan!", porque va llegando la hora de "acosar" pacíficamente a quienes viven del otro lado de la realidad, en el reino de cazadores que quieren adornar sus salones con cabezas proletarias para escupirlas al pasar y demostrar quién manda, quien ríe el último y lo jodido que se quedó Espartaco, ¡ése vaya que sí!, en la avenida de los crucificados.
    Ahora bien, los señoritos de los sindicatos verticales, que han hecho de sus organizaciones nidos de corrupción y enchufismo, domesticados a golpe de talonario estatal, ¡con qué jeta porcina van a ponerse al frente de nada! ¿Cuándo alzaron la voz desde Cajamadrid para indicar que aquello iba camino del desastre, por ejemplo? Que no se confundan, cuando el español indignado grita con voz argentina: "¡Que se vayan todos!", ellos, también, están incluidos.
    Contra la estafa de un gobierno que ha incumplido el pacto que firmó a través de las elecciones con sus votantes sólo cabe alzarse en manifetación perpetua hasta que presente su dimisión y se convoquen nuevas elecciones.
    ¡Rajoy estafador, o referéndum o elección!

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    1. Reivindicativo os veo, maese Poz... ¡Qué fácil es cabrearse ante tanta estupidez! Son tantas las opiniones, tantos los errores, tantas las palabras... que uno ya no tiene ninguna lo suficientemente fresca para que aporte algo de luz y claridad. Tan solo nos resta esperar -y confiar- que alguien, quien sea, tenga de verdad algo interesante que decir, porque entonces probablemente se convertiría en pastor... porque hay que ver la desfachatez de los que ahora nos arrebañan, que, como malos pastores que son, dicen que son las ovejas las que tienen la culpa...

      ¿Para cuándo el desmantelamiento de este Estado fallido y el ensamblaje de uno nuevo, mejor y, sobre todo, viable? Para cuando nos dé la gana, oigan...

      Un abrazo.

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    1. ¡Lagarto, lagarto...! Habrá que retornar al pensamiento mágico que nos acompaña en las sombras para volver a hechizar, para volver a encantarnos, para volver a soñar, aunque sea con dientes de rana, pelos de sapo, sangre de virgen y cabezas de serpiente...

      Gracias, Manuel, por tomarte la molestia que supone en estos tiempos leer lo que otro escribe.

      Un abrazo.

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  3. Querido Javier, lo que me desespera es que el pueblo español sigue -o seguimos, si les gusta más- en el infantilismo de tu escondite. ¡Qué terribles somos, que decimos palabrotas! ¡Qué peligrosos somos, que vamos a hacer una huelga de un día! ¡Temblad, mercados!
    Sin embargo, me ronda la cabeza estos días una idea; te la explico, a ver si los adelantados de la clase me inspiran:
    Sería relativamente fácil cargarse entre todos a cualquier multinacional, en su parte española. Por ejemplo, en 24 horas podríamos "portabilizarnos" todos a otros operadores que no fueran el seleccionado. Podríamos seleccionar una compañía expendedora de gasolinas a neutralizar (a llevar a la ruina) o un banco a demoler, sacando absolutamente todos los fondos. No comprendo que se grite "¡Que liquiden Bankia!" ¿Quién la liquidará si nosotros no hacemos lo que está en nuestra mano hacer?
    Por eso, cuando la revolución -siempre recalcando que "sin violencia"- implica darse de alta en Twitter, tu juego del escondite sigue y sigue y sigue...
    Un abrazo.

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    1. No hay donde esconderse... de nosotros mismos, Animal. Quizá puedas huir de los acreedores, de la policía, de un cuñado pesado, incluso de los putos mercados (que por cierto, tienen nombres y apellidos de todos conocidos, no son tan etéreos como nos quieren hacer creer) si tiras monte arriba, pero el YO que va contigo te persigue insensible a todo, con más afán que tu propia sombra, que a veces incluso te adelanta...

      Quizá sea fácil llevar a cabo una de esas acciones que dices, quizá dos; puede que se convoque una huelguecita de un día, quizá dos... Pero eso ni arregla las cosas de verdad ni sirve para quitarnos las ganas de asesinar que cada vez con mayor frecuencia nos acometen, ¿no te parece? Las huelgas efectivas son las que ya nadie está dispuesto a hacer, entre otras cosas porque nadie de los que formamos estas generaciones supervivientes las conoció más que de oídas o por haberlo estudiado en clase de historia. En cuanto a la revolución... aún no se ha hecho ninguna que haya supuesto una verdadera ruptura con el sistema consolidado, sino solamente sirvieron para llamar a las cosas por otro nombre y para sustituir unas élites dirigentes por otras con las excusas ideológicas que sabemos.

      Sucede al hombre, como al resto de cosas, que es según su naturaleza, y ésta no es otra que un continuo agarrar, empujar, desplazar... si cooperaramos en vez de competir, puede que algo lográramos. Si nadie tuviera necesidad de coche oficial, también. Si diéramos por el mismo culo al dinero y a quien a él quiera seguir aferrándose, seguro.

      En fin, querido Animal, desvaríos de un hombre fallido, como el Estado, como el sistema, como el universo y su horizonte de sucesos...

      Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...