domingo, 27 de octubre de 2013

ETA, el señor Parot, y don Mariano

Doctores tiene el Gobierno que te sabrán asesorar, Mariano. No obstante, tras varios días de posicionamiento gallego, mejor habría hecho el Presidente en seguir su acostumbrado mutis por el foro, porque, poco acostumbrado a expresarse, puede pasar lo inevitable: que meta la gamba. Eso y no otra cosa parece su aseveración, recogida con taquígrafos: «Es una sentencia injusta y equivocada».

Uno, que no es de izquierdas ni de derechas ni de nada de nada de nada, se asombra, sin embargo, de que todo un presidente –el primer ciudadano, o el segundo, que a lo mejor el Rey tiene algo que decir– pueda manifestar públicamente que le parece injusta una sentencia de un tribunal de justicia. Si la simpleza, la incompetencia y el fino arte de la ambigüedad fueran delito, Mariano estaría ya a la sombra; más aún, este gallego que nos ha tocado debería estar él mismo tipificado como delito. Y es que hay una diferencia [sutil] entre terror y terrorismo, pero sobre esto mejor hablamos otro día.

También le gustaría a uno que le explicaran en virtud de qué norma o ley puede desvincularse un presidente de su responsabilidad de gobierno para hacer una excursión de partido. Es decir, ¿puede colgar la placa de sheriff de 12 a 2 para ser solo un militante del PP y no el Presidente de España? ¿Puede hacerlo el Gobierno en pleno? Pues parece que sí puede, validando plenamente la fama de cantamañanas que tenemos los españoles dentro de España. En todo este asunto anda enredando la mano de FAES, o sea, la sombra de Aznarín el Grande, del que don Mariano no logra independizarse, el pobre, aunque juegue a ser presidente a tiempo parcial, o según interese, o como mejor convenga, o ahora sí pero luego no, o ya veremos…, que para eso es gallego; de modo que sí puede estar en misa y repicando, sí.

No entraré en el recorrido ético ni ideológico de la ETA esta, ni de otros individuos igualmente inmundos para sus vecinos, como puedan ser pederastas, violadores irredentos y sicarios a sueldo, que, como daño colateral de la sentencia europea, pueden ver la calle no tardando (de hecho, algunos ya han salido). No quiero hacer el juego fácil a quienes tienen tanto que ganar con esta polémica, aunque eso también daría para mucho, de tan enjundioso como aparece, porque, en su día, este escribidor deseó que, si tenía que morir de forma violenta, lo fuera por tiro etarra en la nuca y no por bala perdida de atracador de sucursal, que así, al menos, dejaría viuda medio colocada –¿o no parece injusto, sin que haya siquiera sentencia judicial de por medio, que la familia de un muerto de ETA recibiera una millonaria indemnización por parte del Estado, sin duda muy merecida, pero no la familia de un muerto por mano de psicópata, de conductor asesino sin carné, o de energúmeno machista? Como ven, la cosa no es para tomársela a broma, porque incluso muertos no gozamos todos de los mismos derechos.

Pero no quería hablar de eso, sino de esto otro que ahora apetece más, de la postura oficial de un Gobierno que solo reconoce y le parecen justas las sentencias que quiere, las que mejor le acomodan y más se ajustan a su particular ideario y visión [estrecha] del mundo. Es una lástima que no hayan podido colocar a ningún influible en el TEDH, porque seguro que habría acabado convenciendo a los demás miembros del tribunal de que la doctrina del señor Parot, creyera éste en lo que creyera, era buena; para quién, no lo dijeron. En cambio, como parece que los otros, los zapateriños, sí que pudieron infiltrar a uno de los suyos en tan alta instancia, pues ahora se ha llevado el gato al agua y les ha comido la oreja hasta el estribo a sus colegas para que denosten por mala la cosa esa del Parot.

El escribidor no es abogado, pero como resulta fácil y gratis en este país ser juez y parte y emitir, uno tras otro, incansablemente, juicios de valor, se sube al carro y lanza a diestro y siniestro sus venablos, que a ninguno dan y a menos importan. Si los políticos, los jueces, y los fiscales de este país querían que un etarra convicto y confeso se pudriera en la cárcel, quizá deberían haber rehecho el código penal estableciendo las condenas pertinentes al efecto (y no un parcheo de los nuestros, a la ibérica manera), para que luego los que sí saben de estas cosas no pudieran enmendarnos la plana. Ni siquiera se leyeron los del Supremo el artículo 25.1 CE, que ampara el principio de legalidad penal, ni el 9.3, que «garantiza (…) la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales». Pero resulta que somos así, usted, uno, y todos los demás de este cortijo, magistrados incluidos: chapuceros.


10 comentarios:

  1. No sé qué es lo que esperábamos que fuera el fallo del TEDH. Una cosa es lo que nos dicen las vísceras y otra lo que podemos hacer con la ley en la mano, y al último párrafo del post me remito. No hay más que decir: Porque cuántas veces la ley es legal aunque no justa... (Y esto lo digo yo que no soy presidente de nada).
    Y yo me pregunta cuándo haremos una verdadera reforma de la legislación en materias diversas, que parece que sólo existen leyes fiscales en este país...
    Besiños

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    1. Más que justa o injusta, estos mentecatos que nos gobiernan buscan que la ley sea oportuna, satisfactoria, conveniente a su índice de popularidad (o a la falta de él), manipulable, generadora de votos... En fin, Oki, que quieren leyes a la carta, como las que acostumbran a cocinar aquí, en casa. Por eso le sienta tan mal y ponen morros cuando desde fuera pintan bastos. Esto les pasa por jugar a europeos...

      Un abrazo

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  2. Por lo que he podido leer al respecto, el TEDH no ha anulado la ley Parot ni la ha considerado un engendro jurídico, sino la aplicación retroactiva que se ha hecho de ella, que es algo tan de manual de 1º de Derecho que a uno se le abre las carnes de la incompetencia interesada de quienes mandan. Menos mal que la compensación económica que le ha adjudicado el TEDH a la asesina quedará sin efecto por las deudas que ella tiene contraídas con las víctimas.
    Impresentable, por otro lado, me parece la manifestación de los carceleros de las víctimas, esto es, sus allegados, porque han acabado formando un lobby del dolor eterno que se va desprestigiando con cada manifestación. Estos incumplen el viejo y sensato mandato de enterrar a los muertos y volver al bollo. Forma parte ancestral de la necrofilia hispánica, la de las fotos con los niños muertos, por ejemplo, tan estremecedoras...

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    1. No podía esperarse otra cosa de este país de nunca jamás nunca pero ahora sí... Los muertos, pobres ellos, hacen caja como si se tratara de cualquier otra mercancía, mejor, quizá, porque ya no pueden protestar. Sucede, así, que nunca morirán del todo, pues ya se encargan los vivos de ponerles velas... y cepillo.

      Es triste, pero es así. A lo mejor no somos del todo imparciales, Juan, porque, ¡a saber qué y cómo hacen en otros lares! Pero no nos podemos alejar mucho del hogar para hablar con algo de conocimiento de causa, de modo que a ello nos ponemos en cuanto nos dan ocasión. El ser humano es oportunista por naturaleza genética y evolutiva; el español es, además, envidioso, rencoroso y cabrón, y no en ese orden. Y eso no lo marca estrictamente el ADN, así que, ¿será el clima?

      Un abrazo

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  3. Déjame, para hacer honor a mi sentimiento, que me lo exige, que defienda que el español ( algunos españoles, acaso...) también es generoso, magnánimo y bondadoso. He vivido en siete climas climas distintos de este país y ni lo bueno ni lo malo en nosotros depende de ellos. JRJ se proclamaba andaluz universal, y me parece una buena autodefinición. Hay muchas Españas, como hay muchos españoles. Que nuestro humor no nos dicte el dicterio, del mismo modo que nuestra ingenuidad no nos dicte la alabanza. Parece mentira las pocas verdades del barquero que le quedan a uno cuando llega a cierta edad povecta. Una de ellas es "de todo hay en la viña del Señor"; otra, "de cualquier cosa se vive", y, la última, "no digas de esta agua no beberé". Durante cierto tiempo la simplicidad de tales constataciones me llevó a creer que la filosofía era un engañabobos; hoy sé que a ellas también se puede llegar a través de las más poderosas abstracciones. ¿La diferencia? La segunda vía te vuelve más triste, y más lúcido.

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    1. Juan, dignificas grandemente la especie a la que perteneces con tus palabras. Claro que hay tantas ideas como ideólogos, incluso cada persona puede tener, a lo largo de su puñetera vida, una idea... No obstante, me permitirás que me ratifique en mi anterior comentario, y hasta que abunde más, porque a fuerza de ser, somos también tontos, apenas un escalón por debajo de nuestra inefable clase política. No veo otra forma de explicar, si esta premisa de la estulticia no se cumpliera, la manera en que, reiterada, repetida y tontamente venimos votando a los mismos políticos infames, nefastos y dilapidadores de lo ajeno que han llevado al país a esta triste semblanza, sombra de las naciones. Claro que la tragedia viene de lejos, porque ya en la gloriosa época del imperio nos daban candela (al pueblo, claro) desde todas partes y en todos lados, dentro y fuera de las fronteras, con Castilla desangrándose para mayor honra de reyes propios-capaces unos y otros no tanto- y banqueros ajenos. Y, tras quinientos años de palos y aventura ultramarina, poco aprendió este noble pueblo hispano, porque, ahora que podríamos evitarlo, consentimos en que nos gobiernen otros reyes, que socavan derechos y libertades con tanta pena de nuestros mayores obtenidos; que derivan fondos públicos de la sanidad pública al sector privado, provocando directa y deliberadamente la muerte de miles de personas que se agostan en infinitas listas de espera; que, y mucho más grave, aunque no lo parezca, boicotea continuamente el sistema educativo, ahondando en el adocenamiento y la docilidad de las masas de infantes, futuros y buenos y sumisos y acríticos ciudadanos, que se contentarán con medio sueldo mínimo, un buen partido de fútbol y el guasa ese de los cojones.

      Y, que se me olvidaba, una clase política que año tras año derrocha ingentes fondos en formar a excelentes investigadores para luego venderlos a Suiza, a Gran Bretaña, a Alemania, a los Estados Unidos, países de verdad que saben dónde está el mérito. Aquí, mientras, el Gobierno desguazando el CSIC pero potenciando del turismo extranjero, gloria y futuro del país.

      Bueno, no sigo, porque tendría que acabar escribiendo otra entrada, y no quisiera abusar de tu amabilidad y paciencia. Ya sé que hay españoles de provecho, buenos, honrados y laboriosos, pero apenas pasan inadvertidos entre el marasmo de la otra España...

      Un abrazo

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  4. Sorprende al ciudadano medio la imprevisión y la falta de redaños a la hora de modificar las cláusulas de un Código penal proveniente del franquismo que permitía la redención de las penas por procedimientos variados. No entiendo cómo en plena espiral del terrorismo, los presidentes Suárez, Calvo Sotelo o González no pudieron modificar el código penal para evitar el tratamiento con lenidad de los asesinos. No puedo entenderlo. Ciertamente El Reino Unido hubiera dictado cadena perpetua para los asesinos sin estremecimiento, y así muchos países europeos. Aquí se mezcló una visión benevolente del delito con un sistema de redención que ha llevado a que asesinos múltiples se beneficiaran de una forma atroz. Todo esto se intentó remediar con una chapuza jurídica, la doctrina Parot, que dicho sea de paso, no se cuestionó seriamente durante su trayectoria y aplicación, hasta ahora en que miles de "especialistas" se han lanzado a cuestionarla como aberrante jurídicamente. Este es un país extraño, a fe mía. Benevolencia y chapuza combinadas en una proporción que no entiendo.

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    1. Que somos unos chapuzas es algo de sobra conocido por quien quiera informarse. Que esta forma tan nuestra de actuar sea fortuita o premeditada, es algo que está por ver, Joselu, aunque creo que hay mucho de lo segundo en nuestra clase política. Dicen malas lenguas que el terrorismo etarra no desapareció de España en el momento debido gracias a un cúmulo de decisiones políticas encadenadas, que llevaron a la banda armada a proliferar en vez de a la extinción, y ello incluso en un momento en que contaba con un importante apoyo social dentro del País Vasco. ¿Qué intereses había tras ello? Probablemente tengamos que contentarnos con conjeturas, porque en España sabemos que los secretos oficiales, al contrario que en la mayoría de los países democráticos, no caducan a los 40 o 50 años, y su conocimiento depende de cosas tan extrañas y sencillas como el humor del archivero de turno o la firma [seguramente comprada] de un coronel cualquiera. Mientras hay terroristas hay cuerpos especiales dedicados a combatirlos, hay episodios velados, hay tráfico de información, trasiego de influencias, réditos electorales... Creo que son capaces de jugar hasta con su propia vida por obtener un minuto de gloria.

      Tengo que coincidir contigo, como expuse en la entrada, respecto a las componendas jurídico-políticas de la llamada doctrina Parot, prueba más que contundente del saber decir, hacer y encajar de amplios sectores de la magistratura suprema y constitucional.

      Un abrazo

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  5. Hay mucha hipocresía en este asunto, tanto en los defensores de la Doctrina Parot como en sus opositores. Me centraré en los primeros: Se quejan de que alguien que ha matado a 24 personas pueda salir, en virtud de la aplicación de esta sentencia, después de pasar sólo 26 años en la cárcel, a razón de unos 11 meses por asesinato. ¿Sería más justo que hubiera cumplido 30 años, a razón de unos 13 meses por asesinato? Me responderán que sí es MÁS justo. Pero no COMPLETAMENTE justo, porque no habría tiempo en la vida de esa persona que permitiera contentar a los familiares y amigos del asesinado. Lo único que les permitiría tener “cierta” paz sería la cadena perpetua o incluso la pena de muerte. Sin embargo, nos topamos con la tan defendida Constitución, que en su art. 25.2 prohíbe la primera (ya veremos lo que pasa con la cadena perpetua revisable que se quiere implantar ahora) y en su art. 15 prohíbe la segunda.
    Los políticos tienen que establecer leyes y acatar sentencias desde la más absoluta objetividad, teniendo en cuenta el parecer de la ciudadanía, sí: pero de toda en su conjunto. Y ya manifestamos en 1978, en referéndum, nuestra opinión. Por tanto, hay que acatar esta sentencia y se acabó. Todo lo que la está rodeando es un espectáculo de intereses políticos partidistas, en el que el PP ha quedado a la altura del betún. En un primer momento quiso “comprender” a las víctimas del terrorismo a la vez que respetar una sentencia judicial. Como vio que las Asociaciones de Víctimas no les hacía gracia esta postura tan tibia, decidieron dar un paso adelante y manifestarse “como partido” con ellas, pero no “como Gobierno” (¿?). Y recibieron abucheos, en lugar de agradecimientos como esperaban. Yo me alegro de que lo pasaran mal en la manifestación los González Pons y compañía: cuando uno quiere jugar a quedar bien en lugar de a hacer las cosas como corresponde, es lo que uno se merece.
    Y otro palito para muchos de mis conciudadanos en general, que están o bien en la posición de las Asociaciones de Víctimas (pidiendo el no cumplimiento de la sentencia) o bien en la postura intermedia (“no me alegro de que salgan a la calle, pero la ley ha de cumplirse”). Pues yo no estoy con ninguna de las dos posturas: si la Constitución establece que la cárcel está orientada a la reeducación, pues cuando toque salir al reo, que salga (ahora, o dentro de cuatro años), y yo me alegraré de que la ley se cumpla, tanto en este como en todos los casos: porque es la Ley, y eso es una garantía para todos nosotros (o, al menos, debería serlo). Y, si no estamos de acuerdo con esto, pues que vaya algún partido a las próximas elecciones con un punto en su programa que establezca la cadena perpetua, la pena de muerte, los trabajos forzosos o lo que sea. Y se le vota o no, y ya está.
    Por último: las víctimas se quejan de que los presos salen sonrientes estos días. Inés del Río, dentro de cuatro años, ¿hubiera salido triste? Claro, lo que pasa es que ahora sale con una victoria judicial bajo el brazo, y además, no sale sólo ella, sino que van a salir un montón de terroristas juntos. Si no se hubiera intentado torcer la ley, hubieran salido de poco en poco y el efecto mediático hubiera sido mucho menor. Y el efecto práctico, casi el mismo (cumplirían 4, 6, 8 años más en la cárcel, como mucho). Pero se quiso tomar un atajo y nos han pillado. Ya se sabe: lo que mal empieza mal acaba.

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    1. Bueno, Requejo, como estamos básicamente de acuerdo, pues no hay mucho espacio para la discusión o el debate, porque venimos a decir más o menos lo mismo, cada uno en el estilo propio, claro. Y abundar en ello sería tanto como marearnos una vez parado el tiovivo. Me permitirás, a todo esto, que haga un último apunte, y es el victimismo de las víctimas y sus familiares, que sin quitarles ni un ápice de su dolor e indignación, faltaría más, hay un momento en la vida en que es necesario superar el duelo, porque si bien pueden ser muchas la maneras de morir (o matar), un muerto es un muerto.

      En todo caso, te agradezco tu opinión y posicionamiento, no tanto por concordar con los míos cuanto por el simple -pero extraordinario- hecho de aportarlos.

      Un abrazo

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...