domingo, 18 de mayo de 2014

Someros apuntes de supervivencia

La economía, con independencia de su origen etimológico (que, en términos sencillos, es un vocablo compuesto de oikos, casa, patrimonio, y nemos, administración, gestión), está grabada en el individuo desde mucho antes de que Adam Smith inventara intelectualmente el capitalismo (sistema económico sustituto del feudalismo, que se genera en la Inglaterra industrial a partir del siglo XVII), e incluso antes de que Marx estableciera el materialismo dialéctico. Sucede que la economía no la desarrolló el capitalismo, sino que el hombre-tribu ya la tenía en su acervo en forma de gen –no quiere esto decir que exista un gen de la economía, por supuesto, y aunque así fuera, estaría mal denominado, pues lo que el individuo tiene son genes que se activan según determinados patrones hereditarios y ambientales para producir determinados efectos y/o acciones–, de suerte que, mediante el sopesamiento de las ventajas o inconvenientes de una acción concreta, el individuo era capaz de determinar el interés de dicha acción: en suma, era posible, para el hombre-tribu, discernir entre el riesgo y el beneficio. En función de cuál de ambos factores primara, así sería la decisión tomada.

Un ejemplo: cuando una tribu piensa en ensanchar su territorio, ya sea por escasez de recursos, ya por superpoblación, o por ambas a la vez (aunque, ¿no son lo mismo?), lo primero con que se encuentra es la tribu vecina, que ocupa el territorio inmediato posible. Mediante el estudio y análisis de las diferentes variables a su disposición (¿surgimiento del método científico?), el hombre-tribu llega a considerar seriamente varias opciones:

  1. La tribu vecina es muy superior a la nuestra en número, experiencia y combatividad: nos jodemos y nos quedamos en casa.
  2. La tribu vecina es similar a la nuestra en número, experiencia y combatividad: pactamos con ella unas condiciones favorables o, si no, nos arriesgamos a invadir su territorio.
  3. La tribu vecina es muy inferior a la nuestra en número, experiencia y combatividad: la invadimos, sometemos a sus miembros y nos apropiamos de todo cuanto poseen.

Así, mediante un sencillo análisis de la situación, y la consecuente evaluación riesgo/beneficio, se ha conseguido lo que no era sino el destino de la tribu: prosperar. Pudiera ser, como variedad al caso, que se hubiera optado por el pacto y la convención frente a la intervención armada, incluso siendo la tribu vecina inferior. Pero, no tardando, los hombres-tribu de la facción más fuerte se darán cuenta de que los beneficios serán mayores invadiendo que ateniéndose a lo pactado, y por eso todo pacto o acuerdo es susceptible de ser violado unilateralmente. Y, de hecho, se hace.

Si el progreso no fuera el fin último de la tribu (del hombre-tribu), su tiempo periclitaría inexorablemente. Aclararemos que cuando hablamos de tiempo nos referimos a tiempo histórico, medible por el hombre-tribu y comprensible para él, porque el resto de tiempos son tan inalcanzables como la estrella más cercana… Pese a todo, y aun cuando la tribu superior se convierta en dominante de las tribus vecinas, solo estará cumpliendo su propia naturaleza, a la que está indisolublemente ligada ad aeternam, sea éste el tiempo que sea.

Vemos, pues, que tiempo, progreso, tribu y hombre, dibujan sobre el mapa un complejo entramado cultural del que no es posible abstraerse, so pena de vernos reducidos, de nuevo, a la triste condición animal. Una condición que, de todas formas, y según algunos, todavía ostentamos…


4 comentarios:

  1. Qué poco hemos cambiado!!! Las mismas relaciones internacionales entre estados se pueden resumir en estos apuntes de supervivencia humana: codicia, estrategia, protección tribal, avaricia... unos rasgos encantadores de la naturaleza de los seres humanos...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El cambio es tan solo de grado, Moisés, seguimos siendo iguales que ayer, y que antes de ayer... No obstante, disponemos de más tecnología, que bien empleada, podría aliviar algo nuestra penosa miseria...

      Un abrazo

      Eliminar
  2. ¿Te refieres a la misma tecnología que masacra poblaciones completas? La doble cara de la tecnología siempre en manos del ser humano como creador y utilizador...

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La misma tecnología, la misma... Es inseparable del hombre, Moisés, tan antigua como él. Y esta tecnología tiene ya unos 2,3 millones de años, la llamada industria lítica de Olduvai, o Modo I. Nada romántico, pues, hay atrás en el tiempo. Ya dije que el cambio es tan solo de grado...

      Un abrazo

      Eliminar

Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...