viernes, 16 de octubre de 2009

...y uno de tantos



Estos días me ha rondado la sensación de que en el anterior artículo se me escapaba una figura a contraluz. Y es que cada tonto tiene su igual pero contrario, es decir, el listo, que es tan tonto que ha perdido la noción de ello; es el tonto inconsciente. Se trata de un necio peculiar, arrogante, ocurrente, que sobrevive en la más absoluta ingravidez intelectual a resguardo de su inefabilidad.


Aunque la clasificación de la sandez es enormemente variada, su tipo más inferior y despreciable es precisamente aquél que no cree serlo, embozado en proezas grandilocuentes. Y esta es la razón de que en el mundo haya tanta ignorancia.


El listo está en todas partes, deambula por doquier a nuestro lado y nos es tan cercano como nosotros mismos. Pedante, oscuro, de afectada y rancia omnisciencia, es un tonto perdido hasta para él. Enciclopedia viviente, enmudece a su estúpida audiencia y se torna en ella necesario, imprescindible. En su escasa percepción de la realidad, cree este insipiente mendrugo que el mundo entero existe por él y a su imagen, y toma por falso o asombroso cuanto no alcanza a comprender su escaso intelecto. Falto de éste, ¿no será por demás insensible a la belleza y la bondad, y se le tornará incomprensible la aprehensión racional? Ungido por tamaña calima, ¿cómo no reconocerlo entre la tonta marea creciente?


Arquetipo universal común a todas las culturas, es este tonto tan listo que empequeñece al otro, lo eclipsa y relega al papel de número necesario formador de la sociedad, incuantificable granero de la estulticia universal. Y es que, siendo la estupidez la primera causa de muerte en el mundo, pasmoso resulta que aún no rebosen los camposantos ante la temible ofensiva de tan simple legión.


Así, pues, ¿qué habrá más, tontos o listos?


Aquí termina mi elocución, por ahora. Ante ustedes se descubre un tonto que lo es... y lo sabe.

4 comentarios:

  1. Tontos rematados, medio tontos, atontados, entontecidos, proclives a la tontuna, tontos atolondrados... tontos que creen ser sabios, decidores de tonterías, requetetontos perdidos, tontos atontadores ... ¿habrá especie más diversa, abundante y variopinta?
    Sin duda, el 'listo' es la clase más indigesta de tonto ... pero, ¿es equiparable al 'listillo', categoría en franca ascensión e invasiva donde las haya?
    Y, algo más: sustrayendo del total, tontos, listos y listillos ¿cuál sería el género resultante o diferencia?...Quédense ustedes pensando.
    Servidora les hace una reverencia y se va sin dilación a hacer el tonto a otra parte (no sin antes reconocer que si también es tonto el autor, lo disimula muy bien).

    ResponderEliminar
  2. ¡Bravo, Zim! Enhorabuena por tu comentario. Natura nos dota de innumerables recursos... a todos. Sólo hay que saber encontrarlos y hacer un correcto uso de ellos.

    ResponderEliminar
  3. Creo que -aun estando de acuerdo en que hay mucha tontería por ahí suelta- es quizás un poco de listos (pero del tipo de los que Javier vilipendia -sin duda merecidamente- en el día de hoy) hablar con tal grado de generalización subyacente de la tontería existente en nuestra sociedad. Quizás deberíamos bajar de vez en cuando de nuestro pedestal de inteligencia y comprobar que, aunque la tontería predomine, no lo hace de tal modo que sea imposible encontrar diez inocentes en la Sodoma (y Gomorra) que nos rodea.
    Parte de la inteligencia radica en la humildad. La soberbia y el orgullo forman parte de la estulticia, pues nos impiden contemplar el bosque en toda su extensión, quedándonos solamente con los frutos podridos y no disfrutando de las flores (bueno, aquí me he pasado de snob, pero ya lo dejo así...)

    ResponderEliminar
  4. Convengo, Requejo. Efectivamente, el género resultante o diferencia serían esos diez (cien, mil, millón ...) inocentes que tienen la cualidad de flores entre los frutos podridos, y cuyo hallazgo hace sin duda habitable este podrido jardín. Vd., Requejo, es uno de ellos. Yo me congratulo de haberle hallado, sinceramente.

    ResponderEliminar

Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...