Desde los primeros tiempos imperiales, Uxama se erige en destacado centro urbano gracias al desarrollo de la actividad
edilicia y del tráfico comercial con otros lugares de la península, lo cual
está atestiguado por la existencia en la ciudad de productos de importación
tales como los diversos tipos cerámicos encontrados en las excavaciones:
cerámica de paredes finas, terra
sigillata... Es en esta época, principalmente bajo la dinastía de los
Julio-Claudios, cuando la ciudad acomete las principales obras constructivas,
erigiéndose el conjunto monumental del Foro en la zona central, con el templo y
la basílica, así como la distribución regular del trazado urbano con calles
porticadas.
Probablemente la evolución en el estatuto jurídico
de la propia ciudad influyera decisivamente en esta tarea de reformas
urbanísticas, puesto que de ser en principio un núcleo habitado por peregrinos,
es decir, individuos indígenas sin el derecho de ciudadanía romana, pasó pronto
a convertirse en municipio latino, proceso iniciado seguramente en época del
emperador Tiberio. Durante todo el Alto Imperio, por tanto, Uxama experimenta
un considerable auge tanto material como humano, tal y como ponen de manifiesto
los hallazgos realizados tras diversas campañas de excavaciones. Así, han
salido a la luz, además del conjunto monumental del Foro ya mencionado y de
diferentes áreas de habitación, el acueducto que desde el río Ucero
transportaba el agua para el abastecimiento de sus habitantes, completado por
un gran depósito de distribución y una amplia red de cisternas estratégicamente
ubicadas. Además, cerca del Foro se localizan las Termas, abastecidas
igualmente por el acueducto. En las afueras de la ciudad, hacia el noroeste, y
dando una vez más evidencias del considerable volumen de población, se
documentan dos necrópolis hispanorromanas, al margen de otras dos en uso
durante el periodo propiamente celtibérico.
A través de los epígrafes de época romana que se han
podido recuperar en la ciudad y sus alrededores se sabe que Uxama contaba con
una vida municipal y administrativa similar a la de otras ciudades
hispanorromanas. Existía el culto al emperador y a diferentes divinidades,
tanto romanas como indígenas; se conoce la presencia de ciudadanos romanos y de
instituciones oficiales y económicas, reflejadas en ocasiones en individuos que
se convierten en patronos o benefactores de la ciudad y que realizan obras de
evergetismo para sus ciudadanos...
Con el paso del tiempo las estructuras sociales y
políticas cambian dando paso a la época bajoimperial, aunque, a juzgar por los
numerosos restos hallados, la vida en la ciudad de Uxama debió de continuar a
buen ritmo, pues de este momento datan los pavimentos de preciosos mosaicos que
recubren algunas casas de la ciudad así como inscripciones realizadas en honor
de los emperadores, concretamente miliarios o hitos que evidenciarían también
las obras de reparación y mantenimiento de la vía romana que atravesaba la
ciudad. Además, se construye también una muralla circundante, lo cual podría
ser debido, sin embargo, a cierta inestabilidad social acaecida durante el Bajo
Imperio y que motivó el amurallamiento de gran parte de los núcleos urbanos de
la península.
No obstante, la actividad económica se trasluce en
el florecimiento de numerosos establecimientos rurales localizados en el
territorio perteneciente a Uxama, entre los que destacan varias villas que
mantendrían fuertes lazos comerciales con la ciudad, como las de Rioseco de
Soria, Vildé, Santervás del Burgo o Valdanzo. Son estas villas, por otra parte,
los lugares adonde se retiran los potentados de la ciudad para desde allí
seguir controlando el pulso de la actividad económica pero también social, en
virtud de las nuevas relaciones políticas, económicas y sociales que comienzan
a fraguarse en el Bajo Imperio, en un momento, también, en que ya se aprecia el
cada vez mayor empuje del cristianismo que penetra en la sociedad uxamense e hispana
en general.
Sin embargo, y tras la etapa visigoda, la vieja
ciudad de Uxama debió de quedar abandonada ante la llegada de los musulmanes.
Sólo después del año 912 parece que se comenzó a repoblar la zona, pero el
nuevo núcleo de población ya no se estableció en el Alto, entre las ruinas de
Uxama, sino en la actual Osma, que aprovechó no obstante los materiales pétreos
de la ciudad hispanorromana para edificar los nuevos edificios.
Muchas gracias por estos apuntes magistrales sobre Uxama. Iba a decirte que este es un periodo de la historia que no se nos ha explicado demasiado, pero habría que añadir que NADA de la historia se nos ha explicado demasiado o por lo menos con un poquito de objetividad, siempre hemos visto como cargaban las tintas en triunfalismos y en la narración de victorias estériles.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Sin duda, Francesc, sin duda... Es la historia una trampa mortal, con araña y todo, que se presta a todo tipo de manipulación (más que interpretación), a pesar de ser cosa hecha. Pero es, también, pozo de conocimiento, porque, al fin y al cabo, la historia es lo único propio al hombre, aquello que le es más característico, no en vano es su territorio natural desde que comenzamos a configurar una visión simbólica del mundo en nuestro cerebro.
EliminarEste pobre escribidor colabora en lo que puede, que no es mucho, para que nadie se deje engañar por la palabrería de los demagogos -a menos que quiera, claro. Porque, y esto es preciso no perderlo de vista, en nuestras páginas ya escritas hay tantas derrotas como triunfos, aunque solo quieran alimentarnos con estos últimos.
Gracias y un abrazo.
Supongo, Javier, que guardarás como un tesoro la monumental "Historia de la vida cotidiana", que tanto se acerca la intrahistoria unamuniana, y a la que quiso acercarse Galdós con los Episodios Nacionales. Hay en el latido de la vida corriente un espesor de verdad, por modesta o mediocre que sea, contra el que no pueden luchar los análisis "científicos" de los índices del coste de la vida, la inflación y los hitos militares. No digo que todo ello no se haya de estudiar, pero a los historiadores les falta algo de humildad para relativizar algunas afirmaciones como a las que hacíamos referencias cuando dicen, por ejemplo, que "Napoleón invadió y dominó la península ibérica..." o afirmaciones semejantes. Estos apuntes sobre Uxama tienen la virtud de trasladarnos con la imaginación a una población sin Historia pero llena de historias. No se requiere excesiva imaginación para pasearse por ese enclave y empaparse de aquella vida que quienes nos hemos paseado por las ruinas de Pompeya -una de las más hermosas experiencias de mi vida- apreciamos como si la estuviéramos viviendo en su presente eterno.
ResponderEliminarGracias por el evergetismo y los evergetas, siempre es un placer añadir alguna palabra al diccionario de términos poco usados que voy llenando poco a poco.
Siento decirte que apenas nada guardo, Juan. Y mucho menos tesoros, que si alguno tuviera ya lo habría empeñado para poder malcomer otro mes... Somos, los hombres, masa suave, masa móvil, deslizándose al pairo del tiempo, moldeados por quienes tienen el poder y las ganas de hacerlo, que son, en definitiva, los que realmente hacen la historia, esa meretriz ubicua, por más que en nuestras manos, las de esta masa, quede el nada desdeñable placer de construir esas otras historias, anónimas en conjunto pero grandemente visibles a los ojos de los sagaces y humildes historiadores de lo cotidiano, de lo social, de las mentalidades, alejados de batallas y reyes en la justa medida que invita a, sin despreciarlo por excesivo, adecuarlo al verdadero propósito de la enseñanza posible, esa que desmenuza, desentraña y ejecuta sin disimulo alguno...
EliminarEn todas las épocas somos lo mismo, cambiando tan solo de vestimenta, acaso de lengua, y siempre de gusto. Pero lo mismo. Y no hay historiador que pueda modificar eso, ni siquiera comprenderlo, me parece, porque no hay ejército más nutrido y poderoso que la estupidez, que lo invade todo, que lo conquista todo, que todo lo arrasa... Y es que, tomando prestadas -aunque en otro sentido- las palabras de Eduald Carbonell, aún no somos humanos, aunque algunos lo parezcan...
Un abrazo.
Pd.: Celebro sinceramente que te agraden algunas palabras. Hubo un tiempo en que yo mismo, como casi todos, las inventaba. Hasta que comprendí que era más conveniente aprenderse las de otros.