lunes, 31 de diciembre de 2012

Hacia el final


¿Qué nos importa el pasado, si nada aprendimos de él? Todo cuanto tenemos nos acompaña en el viaje vital hacia delante, siempre adelante, nunca parar… Sólo importa el futuro, a él nos encomendamos y por el nos empeñamos. No nos interesan los pormenores de antaño, ni las penas o lamentos, todo se da por bien empleado, pero el futuro, ¡ah, el futuro! Dejadnos el porvenir, lo que seremos, lo que diremos, lo que veremos… Ignotos mundos por descubrir, hijos que amar, padres que olvidar, eso nos traerá el futuro. Preguntas venideras, sin mayor respuesta que las postreras. ¿Adónde voy? siempre en la boca, pero jamás ¿de dónde vengo? ¿Para qué? Si ya vine, aquí estoy. Pero, ¿adónde voy? No lo sé y me asusta. Si lograra atisbar por una pequeña abertura…

Otra vuelta a la llave de la distimia. Se acaba la paciencia. Veo en mí la sombra de Caín.

8 comentarios:

  1. Tu pasado es la llave de tu futuro. Hay enseñanzas tradicionales muy simples que no debemos olvidar: lo que has hecho en el pasado te servirá para mejorar tu futuro. ¿Por qué "jamás ¿de dónde vengo?"? Si no aprendemos de errores y aciertos pasados, ¿de qué nos sirve vivir? ¿Es todo un continuo presente? ¿Lo que hacemos lo hacemos desde la nada? No es verdad: somos fruto de nuestro pasado, sin que ello conlleve el que nuestras actuaciones futuras estén determinadas al cien por cien. Evidentemente, lo que extraigamos de nuestro pasado es cosa de nosotros ahora, de nuestro presente, en parte dirigido por nosotros y en parte por las circunstancias que nos toque vivir. Hemos de ser lo más fuertes que podamos. Que no digamos en un futuro "pude hacer esto y lo otro, pero no lo hice porque no me arranqué a hacerlo". Si algo no nos llega, que sea por culpa de otros, no de nosotros mismos. Y si necesitamos apoyarnos en otras personas, que no nos dé vergüenza hacerlo: no es signo de debilidad, sino de lucidez. Un abrazo y no distimies ni cainices tanto... y aún menos, no pierdas ningún tipo de paciencia.

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    1. No quiero compartir el dolor, Requejo, a pesar de lo que pueda parecer (porque, ¿qué otra cosa puede pensarse que hago al escribir en este cuaderno público?; con todo, me maravillo continuamente de que alguien lea estas estúpidas reflexiones de uno), solo quiero lo que cualquiera. A veces, sin embargo, la cadena de complicaciones es tan larga que es poco menos que imposible encontrar una salida... En el fondo, somos animales sin responsabilidad, todos inocentes, ¿a quién pedir cuentas?, ¿quién querrá rendirlas?

      Un abrazo, amigo, gracias por estar ahí, después de todo.

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  2. El pasado ha sido un mal negocio, la historia se repite y aquellas miserias que vimos son cíclicas y todo decae y se viene abajo
    "Sic omnia fatis in peius ruere, ac retro sublapsa referri" (Virgilio) Así, por obra del destino, todas las cosas decaen hacia un estado peor, se hunden vuelven atrás. Albergo pocas esperanzas.
    Y mientras tanto te deseo un feliz 2013.
    Salud
    Francesc Cornadó



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    1. No creo que la historia se repita, Francesc, si acaso las historias... Mas pienso que es una larga línea recta -a la gente le gusta poco las curvas, ¿sabes?- plagada de inconsciencia y encrucijadas, y, por supuesto, ninguna esperanza. Releyendo a Virgilio, por otra parte, uno puede pensar que Murphy no inventó nada, ¿no crees?, ni siquiera la entropía.

      Gracias y un abrazo.

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  3. Sin embargo, veo como una incapacidad de percepción del futuro a medio plazo. Somos incapaces de imaginar por ejemplo lo que serán las cosas de aquí a cinco años. Hablamos de un futuro inmediato, a corto plazo. He leído que los africanos viven más en la tradición ancestral que para ellos está profundamente viva que en el futuro que para ellos es inimaginable. De ahí los males de la civilización africana incompatible con la planificación a medio plazo. Son incapaces de imaginar mucho más allá del momento presente. Algo así creo que también nos pasa a nosotros. Pensamos en el futuro ya que nos han dicho por activa y por pasiva que el pasado está muerto, que carece de capacidad transformadora (y nos lo hemos creído). Por otro lado mitificamos lo que es vivir en el presente, es el verdadero mantra de nuestro tiempo. Vivir el presente. Es un principio que figura en la totalidad de libros de autoayuda que se publican. Mucho nos debe hacer falta cuando tanto nos lo repiten. Vivir el presente, sí, pero la aceleración de la historia es tan forzada y el ritmo con que vivimos es tan frenético que debe de ser para intentar compensarlo. Sí, vivimos en el futuro, basculamos hacia él, pero es también fuente ingente de incertidumbre e incluso de miedo. De hecho es casi imposible imaginar el futuro.

    Un abrazo, y gracias por pasarte por mi espacio educativo.

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    1. La incapacidad no es solo de percepción, Joselu, sino de comprensión, además de otras varias... ¿cómo se dice ahora?... discapacidades. Esos africanos que describes apenas han cruzado el umbral de la animalidad, debido a su nula aprehensión de eso que dimos en llamar futuro. Y pensar que nuestra especie proviene, según todos los indicios, de África... No obstante, tienen en su contra, a diferencia de las bestias de la selva, que poseen conciencia de sí mismos, fruto de la cual han sido capaces de desarrollar un rico mundo interior, es decir, espiritual, como refiere el antropólogo Marc Augé.

      No sé, es demasiado complicado todo esto para tan escaso cerebro... Casi que prefiero, de una vez por todas, prescindir de lo poco que llegué a comprender para volver a empezar. O para terminar.

      Un abrazo.

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  4. Volver a empezar es un buen argumento, Javier. De hecho, tras el "amanece, que no es poco", y tras el sueño, hay un renacimiento que nos lo permite casi todo. Es cierto que el pasado nos da cuerpo, tomo, y que sin él apenas somos sino un balbuceo, pero como aprendí en los existencialistas, lo que nos condiciona es nuestro proyecto, porque él gobierna nuestro día a día. Escoger bien el proyecto, de modo que uno sea él, hipóstasis perfecta, no es fácil. Hay vidas que se pasan en esa búsqueda, otras que eligen el proyecto más alejado de sus propias capacidades, y algunas que ignoran por completo que haya tal cosa como un proyecto que sea necesario para darle sentido al presente. Con todo, intuir simplemente la dirección, ignorando el objetivo, basta a veces para sobrellevar la existencia, que es, al tiempo, insistencia y resistencia, me parece a mí...
    He de ser sincero, entre tu distimia y mi ciclotimia, me quedo con lo mío, porque los periodos eufóricos, aunque no son adictivos, sí que me insuflan consoladores ánimos omnipotentes.
    Que el 2013, tan lleno de malos augurios, acabe siendo un blando colchón para tu desassiego.

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    1. ¿Qué decir, Juan? Volver a empezar es sin duda una opción, una buena opción... probablemente la más sensata. Pero lo contrario no deja de dibujarse en el horizonte, esa línea cada vez más y más difusa hacia la que nos dirigimos pero a la que nunca llegaremos. Porque la vida es un camino de un solo sentido, que yo sepa; y algunos hasta echan carreras por ver si llegan antes...

      La planitud campea a sus anchas, sin altibajos, sin curvas, sin picos, sin nada que no sea plano, lineal, monótono, enfermizo, podrido y adulterado. Y allá que vamos... Siempre amanece, pero al pasar lista faltan algunos...

      Gracias, Juan, y un fuerte abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...