Siempre
has llorado
a un ángel
desterrado
exiliado
de la humanidad.
Frente a
tus ojos
estoy.
He vuelto
por mis
pasos
de
oscuridad,
de retorno
a la luz.
He vuelto
para ser
amada.
Caída
desangelación
que
comulgó en labios
impuros,
es hoy
júbilo y gracia
en los
sueños que extrañas.
Estremecida
en la frente
de este
vasto universo
como luz
lapidada
por el
viento
fui en las
olas
levantada.
Aventé tu
redención
desde un
cielo ingrave
sepultada.
Siempre
quisiste,
suplicaste,
un seno
donde
morir dulcemente
de gozo
desconocido y anhelante
para
castigar
el dolor
que
desmintiese
la vida
que llevaste.
Y ahora,
cuando
cruzas
esa pena
de amor
sin
arrastrarte,
se
esconden y huyen
a otros
las quejas
de toda
una existencia.
Entras en
mi paz.
Y. M. S.
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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...