domingo, 15 de diciembre de 2013

¿Animales?

Es innecesario el protagonismo cuando son otros quienes hacen las cosas. Hoy no hablaré del triste escribidor, ni de las tristes personas que somos, ni de la tristeza en que vivimos, ni de ninguna otra cosa triste. Solo me apartaré a un lado para que, si quieren, echen un vistazo al enlace que a continuación les dejo, y que muestra solo una pequeñísima parte del trabajo que la primatóloga Jane Goodall lleva realizando con los simios superiores en África desde hace más de medio siglo. Es un vídeo de apenas cinco minutos, y merece la pena que lo vean, porque narra el final feliz (al menos por una vez) de un chimpancé capturado y torturado llamado Wounda. Después, quizá se replanteen quiénes son los verdaderos animales sobre este planeta.




3 comentarios:

  1. Sin haber visto el vídeo, sólo por tu descripción, compruebo que si en vez de un chimpancé se me hablara de una persona, apenas nada cambiaría. "Capturado" y "torturado" bien puede aplicarse a la víctima de un grupo terrorista, bien a la de una mujer sometida a la trata de blancas, bien a una criatura secuestrada por sus propios padres..., las noticias están llenas de casos así. La figura de Goodall, casi predestinada por su apellido, me suscita a veces la cuestión de si la dedicación a los animales esconde, acaso, una feroz animadversión hacia las personas. Es el caso de los ecologistas dispuestos a abrirte la cabeza para defender la naturaleza y sus habitantes, como si nosotros no fuéramos también naturaleza (degradada, no lo niego, pero naturaleza al cabo). No comparto las devociones ni las entregas totales a las causas, las que sean, porque las considero una merma de la complejidad humana, pero, en cualquier caso, mejor ésta de Goodall que otras, por supuesto. "Gorilas en la niebla", creo que fue la película en la que la retrataban, no estaba nada mal, pero aquellos paisajes se llevaban todo el protagonismo...

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    1. No puedo deducir de tus palabras, Juan, si has visto finalmente el vídeo. Quiero imaginar que sí, y solamente pensando en tus ojos (el que vemos en tu avatar y su inseparable pareja) ya se empañan nuevamente los míos. Quizá eso sea lo que llaman empatía... y para ello no se necesita más que pensar en otro, incluso si ese otro es un pariente lejano como el chimpancé. Por lo demás, más nos valdría ser ecológicos antes que ecologistas, aunque, ahora que lo pienso, todos lo somos, porque nos biodegradamos tras la muerte, ¿no?

      No soy nadie para juzgar a los demás, ni tampoco para otras cosas, pero como quiera que poseo un cerebro del que dimana mi mente (o espíritu o alma o como queramos llamarlo), no puedo hacer sino pensar. Y pienso que quien conoce el mundo animal no humano conoce más que los demás, constreñidos en nuestro antropizado entorno inmediato. Conocer a los animales es como viajar o leer: cura la miopía, el localismo, el carlismo... No soy devoto de nada, ni siquiera de mí mismo, de quien, además, me declaro en abierta desafección y rebeldía, y tampoco admiro nada (creo recordar que sobre esto escribí algo hace tiempo...), y, sin embargo, puedo comprender el amor, tanto da si es hacia otra persona, hacia la cumbre nevada de la montaña, hacia el perro que te acompaña a todas partes... Porque el amor, creo, puede ser la única cosa que no conoce fronteras (incluso la estupidez las tiene).

      No defiendo nada, Juan, ni tampoco acuso, simplemente anoté algo en mi cuaderno que me emocionó, y quise compartirlo. Igualmente podría haber sido un vídeo sobre los niños sirios masacrados, o mostrando la ejecución de un delincuente común en China, o una simple noticia según la cual un ladrón incruento de un furgón blindado pasará más años en la cárcel que varios de esos violadores y asesinos de niñas juntos... Cualquier cosa que emocione, y últimamente, a pesar de que debería tener el corazón endurecido, cada día lo nota el escribidor más blando, sutilmente sensible... Será la edad.

      Un abrazo

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  2. No quise ver el video para escribir un comentario a tu comentario. Lo vi después. Se trata de una anagnórisis modélica: la chimpancé reconoce a la chimpancé sobre la que se han sedimentado toneladas de civilización y cultura, y a esa "parienta" lejana es a quien abraza con una emoción contagiosa.
    No sé si has visto una película que se llama "Iceman", en que "descongelan" a un neandertal y lo instalan en una suerte de medio natural que resulta ser una jaula. El choque entre lo atávico y la actualidad, lleno de agresividad, poco o nada tiene que ver con el agradecimiento de la chimpancé, pero la película es excelente.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...