miércoles, 28 de octubre de 2009

Intemporal

 En esta lluvia de hojas flanqueada
 de rayos, inmarcesible reflejo de
 auroras sobre el iris del
 tiempo.
 Desolación, gravedad nada son
 en tu lecho de estrella,
 cúpulas de luz donde todo es
 presencia, instante, fulgor y llama
 de belleza restañando la efigie
 dura del dolor en un perenne
 olvido, aventado en los vanos
 de las lágrimas, picado hielo
 de la etérea materia con que
 se encarnan el tacto y los besos.


                                   Y. M. S.

1 comentarios:

  1. Muy bello poema, Javier. Supongo que nada tiene que ver con el tema, pero esto es lo que me acaba de sugerir: todos andamos faltos de tacto y de besos; nos asusta rozarnos, acercarnos demasiado, invadir el espacio psicológico del 'otro' ... y esta actitud nos conduce inevitablemente a andar inmersos en burbujas herméticas, en las que no cabe la ternura, ni el consuelo.
    Deberíamos reconquistar el lenguaje de la piel(el beso también es lenguaje de piel) y el de la sonrisa, tan locuaces cuando faltan las palabras.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...