domingo, 23 de septiembre de 2012

Uxama (I)


La ciudad de Uxama, con poblamiento indígena primero e hispanorromano después, se localiza, como la práctica totalidad de los enclaves prerromanos del área céltica, sobre un cerro, el Alto del Castro, junto al río Ucero en el término municipal de Osma y a muy poca distancia de El Burgo de Osma (Soria). Todo el entorno está caracterizado por la fertilidad de sus tierras y la cercanía de bosques y caza, muy abundantes en esta época.

Los datos más antiguos que se conocen sobre Uxama indican que se trataba de un importante centro de los arévacos, el principal pueblo celtíbero de la Península Ibérica. Las excavaciones realizadas en el yacimiento, sobre todo la gran necrópolis de Portuguí, descubierta al sureste de la ciudad, confirmarían el auge de Uxama durante el periodo de las Guerras Celtibéricas hacia mediados del siglo II a.C.

Durante las Guerras Celtibéricas que enfrentaron a los pueblos celtíberos de la Meseta contra Roma, Uxama, según el historiador Apiano, servía de almacén de provisiones a los numantinos, motivo por el cual fue atacada, aunque sin éxito, el año 153 a.C. por el cónsul C. Fulvio Nobilior. La ciudad salió al parecer indemne de estas guerras a pesar de que Numancia fue arrasada, y sólo volvemos a tener referencias de ella setenta años más tarde cuando se declara partidaria del bando sertoriano en el marco de las guerras civiles romanas que tienen lugar en Hispania. La ciudad vive sus últimos años como núcleo indígena independiente, puesto que una vez derrotado Sertorio en 82 a.C. es conquistada por el victorioso Quinto Pompeyo, entrando desde entonces en la órbita de Roma y comenzando, por tanto, el proceso de aculturación por parte de los romanos.

Por lo que respecta a su nombre, se sabe que la ciudad acuñó entre los años 100 y 45 antes de la Era ases romanos de bronce con la serie del jinete lancero y la leyenda US/ARKAILICOS y USAMUS, de donde derivaría Uxama Argaela, nombre completo de la ciudad, que hace referencia a los Argaelos, grupo de arévacos que constituirían Uxama como entidad política. También aparece reflejado el nombre Usama (que se transformaría después en Uksama y más tarde en Uxama, de donde procede el actual nombre de Osma por evolución) en una inscripción indígena que atestigua el pacto de hospitalidad realizado entre la ciudad y los miembros de la comunidad de Roura (probablemente la ciudad hispanorromana de Rauda, actual Roa, en Burgos) fechado en la segunda mitad del siglo I a.C., y así mismo en varios epígrafes ya de época romana y escritos en latín.

Tanto la conquista por Roma como los cada vez más frecuentes contactos de la población uxamense con los romanos llegados a la ciudad aceleraron el proceso de romanización que terminó por convertir a Uxama en un próspero centro urbano y comercial. Seguramente tuvo gran importancia en esta transformación el hecho de que la ciudad se encontrara justo sobre la vía romana que unía Asturica Augusta (Astorga) con Caesaraugusta (Zaragoza), y que era una de las más importantes de la península porque comunicaba de forma rápida la Meseta con el resto del territorio e incluso con las Galias a través de los pasos pirenaicos.


2 comentarios:

  1. Cada entrega de esta Historia lejana aumenta mi capacidad de ensoñación, sobre todo cuando la descripción la espolea de forma tan documentada. Bien se sabe que la imaginación sin la realidad es un pájaro sin aire donde mantenerse. Nos parece toda una movida que un relativamente pequeño territorio de la península ibérica haya decidido dejar de ser lo que era para inventarse una identidad propia y enfrentada al origen del que procede. Pero parece un juego de niños comparado con las alianzas, las divisiones, las ciudades (o pueblos)-estado y su política variable en función de la mera supervivencia. Ni siquiera podemos decir que haya de estar ausente en nuestros días la violencia, como ocurrió en los Balcanes, pero poca épica tienen las guerras de hoy comparadas con las del ayer lejano que se yerguen llenas de vida e interés en estas narraciones.
    ¡Me ha encantado la apreciación de que se trataba de una vía que comunicaba "de forma rápida" la meseta con el resto del territorio...! La traducción debe de ser esos 4 o 5 días que se tardaban en recorrer el camino desde Madrid a Barcelona y viceversa, ¿no?

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    1. Por la parte de oficio que me toca, Juan, y sin menospreciar a ideas o personas, es notorio que, en la historia, pocas o ninguna vez algo bueno ni duradero salió de la desagregación de entidades políticas, territoriales, nacionales, estatales o como prefiera cada uno manejarse. Los habrá que rebatan esto, incluso con argumentos, falaces o no, incluso con ideologías, todas ellas inanes, pero la evidencia es y está, por encima de nuestras más anhelantes fantasías. Y lecciones nos da la historia de que nada es inmutable, eterno ni definitivo. Tampoco ahora.

      Hoy, en un mundo globalizado económica y pseudointelectualmente, la tendencia clara es la amalgama de culturas, el crisol de civilizaciones, si me permites tan rimbombante como vacua expresión. No defenderé aquí la conveniencia ni oportunidad de semejante idea, ni siquiera en aras del bien común, la justicia (cosa que cada uno solo debe encontrar –tras buscarla, claro– dentro de sí) o eso que tan de moda está y que tan mal me suena, la ambición de la humanidad. Quienes se sientan más y mejor representados por un muñeco sin cabeza que por otro sin ella, están en su perfecto derecho a equivocarse flagrantemente, incluso si la apariencia de tal dignidad resulta ser solamente un espejismo.

      Hombres hubo que forjaron imperios, por la fuerza de las armas, bien es verdad, que es derecho tan legítimo como cualquier otro admitido hoy. Por las armas se mantuvieron, consolidando, agregando riqueza y también despotismo. Reivindicando sus pequeñas y deleznables diferencias, o aprovechando la debilidad del gigante tambaleándose, nunca faltaron quienes fueron voceros de los nuevos tiempos, y de donde antes había uno hicieron muchos y al final, nada. Si es ése el camino que se quiere recorrer ahora, que sea, al menos, sin violencia, ya que razones no podrán aportar. Se acabó el tiempo de la unitariedad, de lo unívoco y de la propia unidad, porque parece preferible ser uno, minúsculo pero libre, que componente de otro, más fuerte y que mejor se defienda. España siempre fue una entelequia, Juan. No iba a ser menos ahora… Pero, fíjate, casualidad de casualidades, el orgullo catalán, si ha de remontarse en el tiempo en busca de una identidad que puedan llamar más o menos propia, debe detenerse justo en ese momento en que realmente pertenecían a Europa, al menos bajo la bota de Carlomagno, cuando sus territorios catalanísimos se llamaban, ironía de su historia, nada menos que Marca Hispánica.

      En fin, nada tengo que añadir, que ni es mi voz autorizada ni mi conocimiento, aunque pudiera igualar a mi atrevimiento, tampoco alcanzaría para mayores empresas.

      Respecto al otro aspecto de tu comentario, el que hace alusión a la velocidad, me pegaste en lo que duele, tanto, que decidí preparar una entrada solo en tu honor. Ya ves, hablar sirve para fomentar las palabras.

      Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...