sábado, 8 de diciembre de 2012

Ofrenda

Que los labios
lo sepan:
¡No quiero amar!
Se ha desangrado
mi alma
como tu rosa,
primero su tallo,
después sus hojas,
y florecen ahora
mis espinas.
Mi sangre ha saltado
en los caminos
deslumbrada, ciega,
corre loca,
empapa la tierra,
germina en flores rojas.
Donde dejo besos
se clavan puñales.
Me roban y arrebatan lo que amo.
Me falta fe para seguir...
con sólo muerte en los labios,
tan sólo prenden
en mi noche soledades,
para llevarte en el día
donde arraigan siempre
sonrisas ajironadas.
Desbaratas, hurtas,
destrozas los altares
que venero
y como cristales rotos
al caer
sus cortantes trozos
clavan en mí
tu mapa de viva geografía.
Mas un día...
te sorprenderé
dando la vuelta
a la esquina y
me iré
por donde los gritos
huyen...
Ese día,
en el ocaso de los dioses,
dejarás de ser
fuerte contra mí.
En el lánguido final
de tu abandono...
¡No te sentiré más!

                       Y. M. S.

2 comentarios:

  1. Una traducción del soneto Clar de lluna de mi libro Doble tall (doble filo)

    Eres un caudillo, amor, un tirano sanguinario
    que no te basta con los grilletes de hierro al rojo vivo
    que me deshacen los tobillos. Me anulas con engaños
    y con la falsedad de venenos y filtros mágicos.

    Ya no pienso. Sólo babeo, necio,
    bajo el dominio mórbido de un sufrido claro de luna
    y ahora me haces creer que el temblor de los miembros
    es superior a la libertad perdida.

    Mira que te digo, escucha, cuervo de mal agüero:
    el dolor es mucho más cierto que tu vuelo apagado
    que amenaza la alondra, el mistral y la luz,

    y el entendimiento nunca gana en nobleza
    por tus penurias, que me estimulan, sólo,
    un inútil exceso de sufrimiento y bilis.

    Salud
    Francesc Cornadó

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    Respuestas
    1. Te doy las gracias en nombre de mi esposa -autora de éste y de los demás poemas publicados en este cuaderno- por tu aportación, Francesc.

      Nada más puedo añadir, pues mi inteligencia poética es poco menos que inexistente. Ello no obsta, sin embargo, para que pueda sentir el fondo de lo expresado, para que atisbe el fulgor de unos bellos versos... eso sí, con parecida percepción a la que manifiesta un cachorro cuando su amo le acaricia detrás de la oreja y le susurra con voz dulce y serena.

      En fin, aprecio el intenso trabajo de quienes intentáis llevar parte de vosotros mismos a los demás, y reconozco tan tremendo esfuerzo, que al igual que el del buen maestro tratando de desasnar, poquísimas veces es reconocido.

      Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...