sábado, 2 de marzo de 2013

Educación Terciaria


No descubrimos nada nuevo cuando despotricamos contra el sistema educativo, mejor dicho, contra el modelo educativo vigente en España, que es peor que el anterior, y éste a su vez que el que le precedió, y así en una concatenación de LOES, LOGSES, LODES y la madre que parió a todas hasta llegar, indefectiblemente, al modelo del Régimen, modelo añorado hoy por muchos, para nuestro pesar y desaliento, porque, ¿cómo serán estos otros que incluso se echa de menos el palo acompañado del padrenuestro y el caralsol?

¿Antes aprendían más los chavales? Lo dudo. Tampoco aprendían mejor. Entonces, ¿qué falla, el modelo o los modelados? Y ahí es donde entra en juego la complicada ingeniería sociolingüística de tantos grupos de poder interesados en materia tan enjundiosa, porque, vamos a ver, ¿a quién coño le puede interesar una sociedad de individuos formados y en pleno dominio de su libre albedrío, aunque luego se equivoquen en las decisiones que tomen? A nadie, como resulta obvio. Ni siquiera a esos propios individuos, ciudadanos de diferentes categorías, poco acostumbrados al estudio y menos al aprendizaje esforzado. En consecuencia, el estancamiento y paulatino deterioro de las funciones que al Estado competen en materia educativa propicia, quizá premeditadamente, la asunción de las mismas por otros círculos corporativos de dudoso origen y más negros intereses –aunque, en un ejercicio de soberbia, no son ya tan oscuros, pues al trasluz se huele el tufillo de sus reales e inequívocas intenciones: crear una sociedad de tontos mansos.

Nada nuevo digo, y aun así muchos se asombrarán de que así sea, ciegos o al menos bizcos ante tamaña evidencia. Y no se molesten en buscar en los anaqueles de la historia ese supuesto y arcádico sistema educativo de altura, pues no existió jamás, sino que, en el mejor de los casos, hubo, y hay, dos modelos paralelos, uno para los pocos escogidos que quieren y pueden y otro para los demás, la masa necesaria.

Llegados a este punto, y como a nadie se le escapa, en nuestra avanzada sociedad de la ciencia, la tecnología y la comunicación inmediata cabe hablar de tres niveles educativos, a saber, la Educación Primaria, la Educación Secundaria y la Educación Terciaria, mal llamada Superior. Y digo Terciaria no porque esté en secuencia lógica de las otras dos, sino porque es vivero de, precisamente, lo que ustedes están pensando, el sector servicios de este país. Nunca antes hubo tantos azafatos, basureros, limpiadores, asesores de medio pelo, consultores, correveidiles, contratados por horas, becarios, taxistas, jardineros, camareros, telefonistas/engañadores, bancarios, conserjes, representantes a comisión, vendedores de mil y un productos a domicilio, encuestadores de descuidados viandantes y otros suculentos oficios terciarios con título universitario.

Y estos, orgullo nacional para la exportación, son lo que todavía algunos llaman la generación más preparada. Pues eso…

5 comentarios:

  1. Mi querido amigo, el panorama es desalentador. No estoy metido en el mundillo de la docencia pero por razones familiares sigo muy de cerca la enseñanza secundaria y gracias a relaciones profesionales (imparto algún curso de post-grado y redacto algún master) conozco por el mundillo de la universidad. Tanto en un nivel como en el otro hay que echarse a llorar, conozco casos abundantes -repito, abundantes- de chichos de 14 y 15 años que no saben como se hace una multiplicación, que no saben el nombre de las cosas y son incapaces de concentrarse en un escrito de más de dos líneas. En cuanto a los masters -estudiantes que ya han superado los créditos de una carrera superior- te puedo decir que me encuentro con auténticos incultos, zafios y patanes, gentes de arquitectura que confunden un círculo con una circunferencia o se preguntan para qué sirven los planos. Cada plan de estudios crea más tontos y más mansos como tu dices. Cada plan de estudios es peor que el anterior. Lo dijo Horacio:
    "Aetas parentum, peior avis, tulit nos nequiores, mox daturos progeniem vitiosiorem" -la edad de los padres, peor que la de los abuelos, nos engendró a nosotros, aún más malvados y destinados a tener una desdendencia más degenerada-.
    No albergo ninguna esperanza. Todas las cosas decaen hacia un estado peor, se hunden o vuelven atrás.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. Qué decir, Francesc... Conozco bastante bien ambos ambientes, el secundario y el terciario, pues participo de los dos cotidianamente. No podemos pretender descubrir un genio en cada individuo, por supuesto que no, pero, al menos, deberíamos poner el listón de mínimos en la cultura y la educación imprescindibles para ser unos ciudadanos correctos. Claro que al poder lo primero no le interesa en absoluto, pues un individuo culto, formado, es un sujeto reflexivo, y por tanto peligroso; y lo segundo, sencillamente está fuera de lugar en este ambiente hiperrápido en que nos desenvolvemos, y al poder le es indiferente que sus sirvientes den los buenos días o un simple mugido.

      Un abrazo.

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  2. Nos encontramos ante la burbuja de la docencia. Explotará, entonces veremos cual es el verdadero nivel de conocimientos de los títulos que se expiden en nuestras universidades. Ya leiste mi post "otra burbuja"

    http://francesccornado.blogspot.com.es/2012/11/otra-burbuja.html#comment-form

    Realmente estamos en el Logsekistan.
    salud

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  3. Llevo tiempo defendiendo la idea de que el sistema educativo debería establecerse por consenso y ser apolitico, esto es, que no dependieran sus fundamentos del partido que alcance el poder. La Secundaria, que es lo que conozco de cerca, se ha convertido en una suerte de cajón de sastre en el que han dado cabida a tantas disciplinas que las troncales se han desfigurada hasta hacer imposible que se alcancen las competencias básicas del ciudadano. Hemos de volver a las cinco horas de lengua, matemáticas y educación física e ir añadiendo en pequeñas dosis el resto de conocimientos y habilidades. Han sido muchos años durante los cuales todo tenía cabida, desde las leyes de tráfico, pasando por la lucha contra las drogadicciones, y el sexo políticamente correcto hasta conocimientos de economía doméstica, etc. El anterior ministro, Gabilondo, tuvo la decencia política de retirar su intento de reforma de la ley por no haber sabido lograr el consenso mínimo con el PP. Con mayoria absoluta -que, por cierto deberían de estar prohibidas por ley...- el PP se ha dicho que esa mayoría va a ser eterna y que, en consecuencia, pueden imponer su ley educativa, y que a quien dios se la dio...
    Mi experiencia de la escuela siempre ha sido la de un penal cuyos mejores momentos no eran sino los tiempos del recreo donde compartir el tiempo y el juego con los otros reclusos. Por azares más que irónicos de la vida, he acabado como jefe del penal, aun teniendo de la escuela la misma idea que entonces. Soy illichiano convencido.

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    1. Al hilo de tu reciente artículo sobre Montengón, Juan, habría que dotar de más naturalidad al sistema educativo. Parece mentira que ideas clave en el desarrollo humano, en sus múltiples facetas, solo sean predicadas por unos pocos, entendidas por algunos menos y practicadas por casi ninguno.

      Es verdad y básico que el individuo debiera procurarse un digno (no obstante, no voy a entrar ahora en el concepto mismo de dignidad) medio de vida mediante el aprendizaje de algún oficio o profesión para, una vez constatada la dureza del sistema, limarle las asperezas, si tiempo y capacidad tiene, mediante el estudio de alguna (digna) ciencia o letra. Y así como hay materia que pronto entra, por resultarle natural al ser, como el lenguaje y la lengua, o la misma matemática, otras, en cambio, precisan de asentamiento y maceración del intelecto para obtener sus frutos, como la historia, vaya.

      Pero el sistema educativo es al mismo tiempo herramienta teleológica, fin político perseguido y conseguido, adoctrinamiento sustancial, lo que entre el vulgo se dice arrime del ascua, y mientras eso, como bien dices, Juan, no lo cambiemos, molinos son.

      Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...